En lo que se considera uno de sus últimos gestos de misericordia, el papa Francisco dejó como deseo que el papamóvil que lo acompañó durante su visita a Belén en 2014 se destinara a una causa profundamente humanitaria; la atención de los niños afectados por la guerra en Gaza. Así lo confirmó el Vaticano a través de su medio oficial, Vatican News, que reveló que el vehículo será adaptado como clínica móvil por la organización benéfica Cáritas Jerusalén.
Lejos de ser una simple donación simbólica, el proyecto tiene una vocación práctica y urgente. La camioneta está siendo equipada con insumos médicos para la atención primaria de emergencia: pruebas rápidas, kits de sutura, oxígeno, vacunas, jeringas y una pequeña nevera para medicamentos. El objetivo es brindar servicios de salud a menores heridos o desnutridos en zonas donde los hospitales han sido destruidos o son inaccesibles debido a la violencia.
La clínica estará operando cuando se garantice un corredor seguro a Gaza
Peter Brune, secretario general de Cáritas Suecia, subrayó la importancia simbólica del gesto: “No es solo un vehículo, es un mensaje de que el mundo no se ha olvidado de los niños de Gaza”. La clínica estará operativa tan pronto como se garantice un corredor seguro para su ingreso al enclave palestino.
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Durante su papado, Francisco fue un defensor incansable de la paz y de la protección de la infancia. Mantuvo contacto directo con la Iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, donde cristianos y musulmanes buscaron refugio en medio de los bombardeos. Además, su instalación navideña más reciente, en la que representó al Niño Jesús envuelto en una keffiyeh palestina, fue interpretada como una firme declaración de solidaridad con el pueblo palestino, aunque luego fue retirada por el Vaticano.
Con esta iniciativa, el pontífice no solo deja un legado espiritual, sino también una acción concreta que trasciende su vida y continúa su misión de compasión en uno de los territorios más golpeados por la guerra.