Una nueva crisis militar sacude el sur de Asia. India lanzó en las últimas horas una ofensiva aérea sobre cinco regiones de Pakistán, incluidas ciudades en Cachemira y Punjab, alegando que allí operan estructuras terroristas responsables de recientes atentados contra civiles hindúes. La operación, bautizada por Nueva Delhi como Sindoor, marca un nuevo pico en la histórica rivalidad entre dos potencias nucleares vecinas.
Los ataques, confirmados tanto por fuentes del gobierno indio como por el ejército pakistaní, ocurrieron en Kotli, Muzaffarabad y Bahawalpur, según medios locales y testigos en la zona, quienes reportaron fuertes explosiones. Aunque India sostiene que sus objetivos fueron “infraestructuras terroristas”, Pakistán denunció que los bombardeos impactaron zonas civiles, incluidas dos mezquitas, dejando al menos tres muertos y una docena de heridos.
¿India no busca escalar el conflicto?
La operación militar surge luego del atentado de hace dos semanas en Pahalgam, donde murieron 26 ciudadanos indios y un nepalí. India responsabilizó a grupos operativos desde suelo pakistaní, aunque Islamabad negó cualquier implicación. “Estas acciones son medidas focalizadas y no buscan escalar el conflicto, pero India no tolerará más ataques contra su pueblo”, expresó el Ministerio de Defensa indio.
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Sin embargo, la respuesta de Pakistán no tardó. El primer ministro Shehbaz Sharif calificó el ataque como “una agresión cobarde” y anunció que su país “tiene todo el derecho a responder”. A la par, se declaró el estado de emergencia en Punjab y se activaron los protocolos de seguridad y atención médica ante una posible escalada.
Mientras tanto, el mundo observa con preocupación. “Es una situación vergonzosa que esperamos termine pronto”, expresó el presidente estadounidense Donald Trump al pronunciarse sobre el conflicto. Las próximas horas serán clave para determinar si este nuevo episodio se convierte en una confrontación mayor o si la diplomacia logra contener el fuego cruzado.
