A Sofía Delgado la recordarán siempre como una niña alegre, cariñosa y llena de vida. El pasado 3 de mayo, su familia tenía marcado en el calendario su cumpleaños número 13, una fecha que, lejos de celebraciones, se convirtió en un homenaje cargado de dolor y memoria.
En septiembre de 2024, la menor fue asesinada en el corregimiento de Villagorgona, Candelaria (Valle del Cauca), a manos de Brayan Campo, un hombre que luego de acabar con su vida, ocultó su cuerpo en un cañaduzal. La noticia estremeció al país y conmovió profundamente a la comunidad vallecaucana. Hoy, casi ocho meses después, su madre, Leidy Zúñiga, enfrenta el duelo con un recuerdo imborrable: una carta que Sofía le escribió el Día de la Madre, meses antes de morir.
“Feliz día, mamá. Eres la mejor mamá del mundo. Te quiero mucho”, decía el mensaje de puño y letra de la niña, que fue revelado públicamente en medio del dolor que aún embarga a su familia.
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El pasado viernes 2 de mayo, la justicia colombiana dictó una condena ejemplar contra Brayan Campo: 58 años y tres meses de prisión. Aunque el fallo fue recibido con alivio por la familia Delgado, el sentimiento de pérdida persiste. “No podemos cambiar el pasado, solo enfrentar el presente. Gracias a Dios se hizo justicia”, expresó Leidy en sus redes sociales, donde compartió un video con fotos de su hija bajo el mensaje: “Feliz cumpleaños en el cielo”.
Aún hay preguntas sin responder
Pese a la sentencia, el caso sigue generando interrogantes. Evelyn Rodas, pareja de Campo y madre de su hija, fue inicialmente capturada pero luego liberada por falta de pruebas. Aunque insiste en que desconocía el crimen, el abogado de la familia de Sofía, Mario Iguarán, ha solicitado que sea llamada nuevamente a declarar.
“Hay circunstancias que podrían indicar que tenía conocimiento de lo ocurrido. No afirmamos que sea autora, pero sí creemos que su testimonio es clave para esclarecer completamente este hecho”, indicó Iguarán.
La muerte de Sofía ha movilizado a la opinión pública y ha encendido el debate sobre la protección de la niñez en Colombia. Su historia no solo representa el dolor de una familia, sino también la deuda que tiene la sociedad para que ningún niño o niña más sea víctima de la violencia.