En medio de nuevos comienzos y lejos de las zonas de alto riesgo donde antes residían, decenas de mujeres reasentadas por el Plan Jarillón de Cali han encontrado un espacio de formación, escucha y empoderamiento. Con el respaldo de la Alcaldía Distrital, estas mujeres no solo han recibido una vivienda digna, sino también herramientas para reconocer, prevenir y actuar frente a las distintas formas de violencia de género que podrían afectar sus vidas o las de quienes las rodean.
La iniciativa, impulsada por la Subsecretaría de Equidad de Género en articulación con el Plan Jarillón, impacta directamente a mujeres que actualmente viven en las urbanizaciones Ciudadela Recreativa El Pondaje y Charco Azul, y Torres de la Paz, en la comuna 13. En estas comunidades, el proyecto busca ir más allá del reasentamiento físico y aportar a la transformación social, reconstruyendo tejido comunitario y generando conciencia sobre los derechos fundamentales.
A través de espacios pedagógicos que combinan charlas, juegos, dinámicas y trabajo grupal, las participantes abordan temas como identidad de género, sexualidad, tipos de violencia y rutas institucionales para la atención y denuncia. Algunas discusiones que por años permanecieron silenciadas por temor o desconocimiento, hoy tienen lugar en voz alta, en medio de círculos de confianza y aprendizaje colectivo.
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“Queremos que estas mujeres sepan que no están solas, que tienen derechos y mecanismos para protegerse”, señala Mildred Johana García, facilitadora del proceso y contratista de la Secretaría de Bienestar Social. Por su parte, mujeres como Lucero Gómez, habitante de la Ciudadela El Pondaje, reconocen el impacto de estos encuentros: “Aprendemos a no callar, a reconocer lo que nos pasa y actuar sin miedo”.
Hombres y jóvenes participan de los talleres para un mejor diálogo
Aunque el enfoque es principalmente hacia mujeres, los talleres también han logrado involucrar a hombres y jóvenes. Esto para fomentar un diálogo comunitario más amplio que promueve la corresponsabilidad en la construcción de entornos seguros y equitativos.
Al finalizar la formación, las participantes recibirán un certificado que acredita su compromiso y aprendizaje. Más allá del papel, llevarán consigo conocimientos valiosos y una voz fortalecida, capaz de orientar y proteger a otras mujeres de su entorno. “El rol de estas mujeres es esencial para la transformación de sus comunidades”, afirma Edna Mejía, del equipo social del Plan Jarillón. “Acompañarlas es parte del compromiso con una ciudad que se reconstruye desde sus barrios, desde sus familias”.
Así, en medio de los desafíos de un reasentamiento, florecen liderazgos femeninos decididos a cambiar realidades. Porque la reconstrucción de Cali también se teje desde el valor y la resiliencia de sus mujeres.
