La comerciante secuestrada en Nariño vivió un verdadero calvario que llegó a su fin gracias a una astuta operación del Gaula de la Policía. La clave para su liberación fue la traición de uno de los delincuentes, que permitió un arriesgado rescate.
El rescate de la comerciante, originaria de Bogotá, se desarrolló en la Terminal de Transportes de Tumaco, donde había llegado para concretar un negocio con un vendedor al que había conocido a través de las redes sociales. Su pesadilla comenzó cuando un bicitaxista la recogió y la entregó en manos de sus captores, miembros del frente 30 de las disidencias de las FARC.
El drama tomó un giro aún más angustiante cuando la hija de la víctima recibió una llamada en la que se le exigían más de 300 millones de pesos para liberar a su madre. Desesperada, la hija recurrió al Gaula de la Policía, desencadenando una intensa labor de recopilación de pruebas y negociación.
El coronel Giovanni Cristancho, director del Gaula de la Policía, relató: “La hija de la víctima recurrió al Gaula de la Policía y allí comenzó la recopilación de pruebas de supervivencia, como un video en donde quedaron evidenciadas las torturas y tratos crueles que le causaron sus secuestradores.”
En las grabaciones de las llamadas telefónicas permitidas por los secuestradores, se escuchan las súplicas de la comerciante secuestrada y las amenazas de sus captores. Uno de los delincuentes traicionó a sus cómplices, llevando a la víctima a un hotel y presionándola para que su familia pagara el rescate.
Finalmente, la hija de la comerciante logró engañar a uno de los secuestradores al simular el envío de dinero a nombre de su madre. Uniformados del Gaula se infiltraron en el proceso de recogida del dinero y rescataron a la mujer sana y salva. El delincuente traicionero fue capturado y enviado a prisión por orden de un juez.
Este rescate cinematográfico destaca la labor incansable de las autoridades en la lucha contra el secuestro y la importancia de la cooperación de las víctimas y sus familias en estos casos.