¿Necesidad, placer o comodidad? La industria webcam en Cali

Luces, cámara y acción. Con un toque de picante, otro de sensualidad, y sin ningún pudor. Así es como los modelos webcam se paran frente a la cámara y empiezan su show.

Tienen una misión, complacer al público que desde los celulares o computadores se conecta para satisfacer sus deseos sexuales. Un oficio criticado por gran parte de la sociedad. Sin embargo, el mismo que ha sacado adelante a muchas personas.

“Yo compré una casa, compré un carro, llevé a mi familia de viaje fuera de Colombia. Hemos hecho muchísimas cosas impresionantes y todo se lo debo a la industria webcam”, expresó Kevin Pantoja, modelo que ya lleva cerca de cinco años en este oficio.

Un negocio multinacional

Este negocio mueve mucho dinero y reúne a personas de todo el mundo, de todas las nacionalidades y de todas las orientaciones sexuales. Incluso los casados se conectan.

“El común denominador que hay son los hombres, en la mayoría, casados o con novia. Por ejemplo, uno entra y le dicen como que, ah, no, vamos a privado, pero espérame 10 minutos que mi esposa se duerma, o espérame, preparo la cena y me voy al baño, me voy al estudio, o algo así”, detalló Carlos Sarria, quien realiza transmisiones bajo un personaje trans.

Sin embargo, no todo es color de rosa, y menos al principio. Los modelos dicen que es todo un proceso de aceptación, de ellos, de sus cuerpos y de la aprobación de sus familias, que no es igual para todos y donde el choque generacional y cultural es bastante marcado.

Para Alexandra Piragua, una joven bogotana radicada en Cali y quien lleva unos tres años en la industria, “la gente es muy, pero muy, pero muy mala. Y si se tiene que acabar, se acaba. La gente no le importa. Solamente quiere decirte lo que ellos piensan. Y si tú no haces lo que ellos creen correcto, eres lo peor del mundo”, manifestó.

Aunque para muchos sea simplemente pararse frente a una cámara y saber moverse en la cama, en realidad se trata de un trabajo más complejo, que incluye cumplimiento de horarios y reglas, como cualquier otro.

“Tiene mucha más formalidad porque se debe de cumplir horarios, se debe de cumplir un rendimiento, tanto por exigencia como nosotros como estudio, como las mismas plataformas, porque las páginas van a exigir un mínimo de horas de conexión. Se debe cumplir un horario, permanecer en ese horario, para que la modelo eventualmente empiece a generar muchas más ganancias, porque el ideal es que empiecen a facturar a lo berraco”, explicó Jean Carlo Valencia, coordinador de Glam Rouse Studio, uno de las cientos de agencias que alberga la ciudad.

Cerca de 300.000 colombianos se dedican a este oficio, siendo así la segunda nación con más webcamers en el mundo, solo superada por Rumanía.

Cali, Medellín y Bogotá son las principales ciudades del país en la producción de contenido, abarcando cerca del 70% del mercado.

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