En los últimos meses, Colombia ha enfrentado una crisis de escasez de medicamentos que ha impactado gravemente la vida de miles de ciudadanos. Cali, una de las ciudades más grandes del país, no ha sido la excepción. Familias enteras, profesionales de la salud y las autoridades locales están atrapados en una situación angustiante, sin respuestas claras ni soluciones inmediatas. Esta problemática, que involucra tanto factores nacionales como internacionales, ha revelado las graves deficiencias del sistema de salud colombiano y el impacto directo que tiene en la vida de los más vulnerables.
La falta de acceso a medicamentos esenciales ha generado situaciones de desesperación en hogares donde las enfermedades crónicas o críticas dependen de tratamientos constantes. En particular, las familias de pacientes con condiciones como epilepsia, enfermedades autoinmunes o cáncer, que requieren medicamentos específicos y continuos, se han visto gravemente afectadas. Los testimonios de pacientes, cuidadores y profesionales de la salud muestran cómo el sistema de salud, a pesar de sus esfuerzos, parece estar rebasado por esta crisis.
Las causas de la escasez
La crisis de escasez de medicamentos tiene múltiples causas que se entrelazan, creando un problema de difícil solución. En esclusiva para CW+, el secretario de salud de Cali, Germán Escobar, nos habló sobre algunos de los factores que generan esta problemática.
Por un lado, el cierre de puertos internacionales, sobre todo en Asia, ha ralentizado la importación de insumos farmacéuticos, indispensables para la producción de medicamentos en todo el mundo. Esta situación se ha agravado por conflictos geopolíticos en varias zonas del planeta, lo que ha afectado de manera significativa las cadenas de suministro globales.
En el ámbito nacional, las políticas de control de precios implementadas por el gobierno han sido señaladas como otro factor que contribuye a la escasez. Si bien estas políticas tienen el objetivo de hacer los medicamentos más accesibles al consumidor final, han generado tensiones con las farmacéuticas, que enfrentan mayores costos de producción y una disminución en sus márgenes de ganancia. Esto ha limitado la disponibilidad de ciertos medicamentos, afectando tanto a las farmacias locales como a las EPS que distribuyen tratamientos en el sistema de salud.
El secretario de Salud de Cali ha sido enfático al señalar que, aunque se han tomado medidas para mitigar el impacto, la escasez sigue siendo una realidad palpable. A pesar de los esfuerzos por mantener el flujo de medicamentos a través de acuerdos con laboratorios nacionales e internacionales, los obstáculos logísticos y económicos continúan afectando la distribución de los tratamientos necesarios para muchos pacientes en la ciudad.
Impacto en la salud de los ciudadanos
El efecto más devastador de esta crisis lo sufren los pacientes que dependen de medicamentos para mantener su calidad de vida o, en muchos casos, para sobrevivir. La falta de acceso a tratamientos esenciales ha puesto en riesgo a aquellos que padecen enfermedades crónicas o graves. En Cali, uno de los ejemplos más conmovedores es el de Juan Pablo Boadilla Calderón, un niño de 12 años que ha perdido la movilidad debido a la falta de su medicamento antiepiléptico.
En diálogo con CW+, Fanori, madre de Juan Pablo, compartió su dolorosa situación: “Nos ha afectado en que mi hijo de 12 años, Juan Pablo Boadilla Calderón, perdió toda la movilidad hace dos meses por falta de tratamiento. Él ha estado convulsionando sin parar porque no hemos podido conseguir el Clobazam, el único medicamento que le ayuda. He ido a la Secretaría de Salud y a la farmacia de la EPS, pero todos dicen que no es posible conseguirlo. Durante el mes que estuvo sin el medicamento, convulsionó día y noche, y perdió por completo la movilidad”.
La madre añadió: “Necesito con urgencia una junta médica para que revisen el caso de mi hijo, pero no quiero que sigan probando tratamientos que no le funcionan. No quiero que lo manden a un hospital como el de Neiva, donde ha sido maltratado. Prefiero que lo evalúen en una clínica especializada como la Fundación Valle del Lili en Cali o en un centro de Bogotá con neuropediatras que puedan darle el tratamiento adecuado”.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades de salud y los profesionales que trabajan en el sistema, la situación parece estar fuera de su control. El médico que atiende a Juan Pablo reconoció la gravedad del problema y la imposibilidad de ofrecer una solución rápida. Le explicó a la madre que la producción de Clobazam se reanudará en tres o cuatro meses, y que mientras tanto deberían buscar alternativas, aunque estas no sean igual de efectivas.
Además, el médico sugirió que la única opción viable sería buscar el medicamento en otro país y gestionar su importación a través de la EPS. “Es lo único que podemos hacer, porque aquí no lo vamos a conseguir por ahora”, le indicó a la madre del niño.
“Justo ayer hablé con el químico de la Secretaría de Salud y me informó que la producción del medicamento empezará en tres o cuatro meses. Desafortunadamente, no hay buenas noticias. Esta situación se nos sale de las manos, tanto a mí como a los profesionales que trabajamos en la Secretaría de Salud. Sabemos que no hay un tratamiento alternativo adecuado para para Juan Pablo, pero tendrá que hablar con el neurólogo para buscar alguna opción. El medicamento está agotado a nivel mundial, y aunque entiendo la urgencia, lo único que puedo hacer es ayudar a averiguar si está disponible en otro país y gestionar que la EPS lo traiga”.
El rol de las autoridades locales
Las autoridades de salud en Cali, conscientes de la gravedad de la situación, han intentado poner en marcha estrategias para aliviar el impacto de la escasez. El secretario de Salud de la ciudad, en medio de la entrevista, señaló que, cuando se presentan interrupciones en la entrega de medicamentos, la Secretaría interviene de inmediato a través de la Defensoría del Paciente, instando a las EPS a cumplir con sus obligaciones de distribución. Sin embargo, estos esfuerzos no siempre dan resultados, y las familias afectadas siguen esperando soluciones más contundentes.
Aunque se han logrado algunos avances mediante acuerdos con laboratorios nacionales e internacionales, estos no han sido suficientes para garantizar el suministro continuo de medicamentos. La colaboración entre las EPS, los laboratorios y el gobierno se enfrenta a múltiples obstáculos, tanto logísticos como financieros, lo que dificulta la llegada de los tratamientos a quienes más los necesitan.
Lea también: Ministerio de Salud se pronuncia sobre desabastecimiento de medicamentos
Finalmente, la urgencia de encontrar una solución es palpable en cada testimonio, en cada esfuerzo fallido por conseguir un medicamento, y en cada familia que, como la de Juan Pablo, enfrenta una batalla diaria para mantener la esperanza. Las autoridades de salud, tanto a nivel local como nacional, deberán redoblar esfuerzos para garantizar que los medicamentos lleguen a quienes más los necesitan, antes de que esta crisis reduzca la calidad de vida de más personas.