En el marco de la celebración de los 133 años de la Policía Nacional, encabezada por el presidente Gustavo Petro y el ministro de Defensa, Iván Velásquez, 283 jóvenes han sido promovidos al grado de subteniente, entre ellos Fredy Andrés Murillo, un caleño cuya historia destaca como un ejemplo de superación. Murillo, de 34 años, fue rescatado en un parque del barrio Villa del Prado, en Cali, por dos policías, Édgar y Rosa, quienes se convirtieron en figuras fundamentales en su vida. A pesar de no poder adoptarlo formalmente, los policías continuaron visitándolo y brindándole cariño durante su infancia en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
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Murillo tuvo oportunidades de adopción, incluso una familia en Inglaterra mostró interés, pero, en palabras del subteniente, “Dios quería que fuera policía”. A través de los años, y con el apoyo de su defensora Marina Quiñonez, continuó su vida en Colombia y se enfocó en sus estudios. Su vocación era clara: desde pequeño, Murillo deseaba unirse a la Policía. Fue en la Escuela de Policía en Espinal (Tolima) donde conoció al entonces coronel José Luis Ramírez Hinestroza, quien se convertiría en su mentor y padrino, incorporándolo a su familia y ayudándolo a alcanzar su meta.
Emotiva ceremonia por el ascenso de Fredy Murillo
Murillo inició su carrera como patrullero, pero con el respaldo de su padrino, el ahora general Ramírez, homologó estudios y logró ascender a subteniente. Durante la ceremonia de ascenso en Bogotá, Murillo expresó su gratitud por las oportunidades y el apoyo recibido: “El general Ramírez es mi mayor apoyo, nunca me ha dejado solo. Gracias a Dios y a las personas que me quieren, ahora estoy cumpliendo uno de mis más grandes sueños: ser oficial de la Policía Nacional”.
Con su distintivo acento caleño y su historia de vida, Fredy Andrés Murillo representa el espíritu de superación y servicio de la Policía de Colombia. El general Ramírez, quien cariñosamente lo presenta como su hijo, ha sido una figura paternal para él, destacando en cada oportunidad la relación especial que los une. Hoy, al alcanzar el grado de subteniente, Murillo no solo cumple un sueño personal, sino que inspira a sus compañeros y a la comunidad, reafirmando que la vocación de servicio puede transformar vidas.