El paso de la COP16 por Cali dejó una marca imborrable, no solo por los acuerdos medioambientales alcanzados, sino también por una inclusión inédita: la participación activa de habitantes de calle como gestores del evento. A través de su involucramiento en actividades como la “Carpa de Libros Humanos” y en espacios de emprendimiento y cultura, estos ciudadanos de Cali pudieron experimentar una visibilidad y un propósito que, para muchos, representaron un hito en su proceso de transformación personal. Sin embargo, tras el cierre del evento, surge la incertidumbre sobre su futuro: ¿Volverán a las calles o se mantendrán en el camino de la reintegración social?
La promesa de la continuidad: Servicios de asistencia y Centros de Atención Integral
Según María Isabel Barón Caviedes, Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali, los habitantes de calle que participaron activamente en la COP16 seguirán recibiendo el apoyo necesario para su reintegración. Estos servicios se brindan a través de los Centros de Atención Integral, un programa que continúa ofreciendo asistencia social y acompañamiento psicosocial. Para dar respuesta a la mayor demanda durante el evento, se ampliaron los cupos en estos centros, con 100 adicionales en el Hogar de Acogida Día y 250 en el Dormitorio Social, así como 1,325 más en diversas modalidades de atención. Esta oferta no fue limitada a la duración de la COP16, sino que se mantiene como parte de los servicios habituales del Programa de Habitante de Calle, lo que da esperanza a aquellos que buscan una salida definitiva de la calle.
La continuidad en la atención es clave para garantizar que estos individuos no se vean obligados a regresar a la calle tras la visibilidad alcanzada en el evento. La oferta de servicios seguirá disponible en los Centros de Atención Integral, donde los habitantes de calle pueden acceder no solo a alimentos y techo, sino también a un acompañamiento psicosocial que los ayude a mejorar su calidad de vida y sus perspectivas de futuro.
El acompañamiento que se brinda a través de los Centros de Atención Integral va más allá de la simple provisión de recursos materiales. Este modelo integral incluye apoyo psicosocial, mediante el cual los habitantes de calle reciben asistencia por parte de un equipo interdisciplinario. María Isabel Barón destaca que, en articulación con organizaciones como la Fundación Samaritanos de la Calle, se ofrece un acompañamiento que va desde la rehabilitación emocional hasta la capacitación en habilidades para el emprendimiento y la educación.
Este enfoque es crucial, pues no solo busca restablecer los derechos de las personas, sino también empoderarlas para que puedan tomar las riendas de su vida y lograr una inclusión social plena. A través del Centro de Orientación Aurora, se abren oportunidades educativas y de emprendimiento que permiten a los exhabitantes de calle visualizar un futuro distinto al que tenían antes de su participación en la COP16.
Resultados del piloto: La inclusión social como motor de cambio
El piloto realizado durante la COP16 involucró a más de 60 personas, quienes participaron en actividades como la carpa “Libros Humanos”, en la que los exhabitantes de calle se convirtieron en los protagonistas de relatos humanos y testimonios de vida. Además, los gestores realizaron presentaciones culturales con la Orquesta Son de la Calle y fueron parte esencial de los stands de emprendimiento que se instalaron en puntos clave de la ciudad como la Estación MIO San Bosco y el Parque de las Banderas. Estos espacios no solo proporcionaron visibilidad, sino también herramientas prácticas para que los habitantes de calle pudieran empezar a transformar sus vidas.
Además, se establecieron 68 carpas de servicios integrales que brindaron atención directa a 5,598 personas. Este esfuerzo colectivo logró un impacto directo en la vida de 593 personas, quienes fueron trasladadas a los centros de atención, de las cuales 413 recibieron atención en el Hogar de Acogida Día y 180 en el Dormitorio Social. Este tipo de acciones no solo sirven como asistencia momentánea, sino que sientan las bases para procesos más largos de transformación.
Aunque los avances son notables, el proceso de inclusión social no es inmediato. Según la Secretaría de Bienestar Social, los esfuerzos por la reintegración de los habitantes de calle son una corresponsabilidad del Estado y la sociedad en general. Es decir, para que la reintegración sea efectiva y sostenible, se requiere del trabajo conjunto de diversas entidades públicas y privadas, así como de la voluntad de los propios ciudadanos de transformar sus vidas.
A pesar de las iniciativas y los logros alcanzados durante la COP16, muchas de las personas que participaron en el evento aún enfrentan enormes obstáculos, como la falta de empleo formal, la estigmatización social y las dificultades emocionales derivadas de años de vida en la calle.
Más allá de la COP16
Lo que se vislumbra tras la COP16 es un futuro incierto pero con esperanza. La participación de los habitantes de calle en el evento fue un paso hacia la visibilidad y el reconocimiento de sus derechos, pero también subraya la necesidad urgente de políticas públicas sostenibles que garanticen su inclusión a largo plazo. A medida que las iniciativas del Programa de Habitante de Calle continúan, la clave estará en asegurar que estos procesos no queden en el olvido después del evento, sino que se consoliden como parte de una estrategia integral de transformación social.
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Esto refleja no solo los avances logrados, sino también los desafíos que aún persisten para los habitantes de calle. La pregunta ahora es, ¿cómo puede la sociedad continuar con este proceso de inclusión y garantizar que estos ciudadanos no regresen a la marginalidad?. La respuesta requiere un compromiso colectivo, donde la acción del Estado y la solidaridad de la sociedad civil sean los pilares para ofrecer un futuro digno a quienes más lo necesitan.