Lo que debió ser una celebración deportiva se convirtió en una jornada de desorden y violencia en Cali. La final de la Copa BetPlay, que también buscaba rendir homenaje al ídolo americano Adrián Ramos, se vio empañada por los desmanes protagonizados por un sector de la hinchada. Los hechos dejaron un saldo preocupante: al menos ocho policías heridos, decenas de civiles lesionados y más de 400 sillas destruidas en el estadio.
Las reacciones oficiales: incumplimientos y llamados al civismo
Felipe Montoya, secretario del Deporte de Cali, fue enfático en sus declaraciones y señaló la gravedad de los desmanes: “Nos incumplieron y le incumplieron a la ciudad. Esto no es un tema ni con la Alcaldía ni con quienes representamos a la Alcaldía, sino con la ciudad. Creo que no representan los valores de la hinchada americana”.
El funcionario calificó lo ocurrido como un hecho “lamentable”, recordando el objetivo principal de la jornada: vivir una final pacífica y rendir homenaje a un ídolo de la ciudad. “Había un objetivo de vivir una bonita final, de darle una buena despedida a un ídolo de la ciudad. Nosotros somos una ciudad que valora y respeta a sus ídolos. Queríamos que Adrián Ramos tuviera una buena despedida y hubo un compromiso por parte de los líderes de la barra Barón Rojo Sur. Yo creo que aquí sí hay que individualizar el tema”, puntualizó Montoya.
Por su parte, el comandante operativo de la Policía, Germán Manrique, destacó que se está adelantando la investigación respectiva para dar con los responsables. “La seccional de investigación criminal adelanta toda la recolección de elementos materiales probatorios. Cabe resaltar que los compromisos pactados en la comisión local de fútbol fueron incumplidos y aquí el llamado es al civismo”.
Destrucción en el estadio y un rastro preocupante
Las consecuencias del desorden son evidentes. Más de 400 sillas resultaron destruidas, así como daños en los baños del estadio. Además, las autoridades reportaron el hallazgo de elementos pirotécnicos, rastros de alcohol y sustancias alucinógenas dentro del recinto deportivo.
Frente a esto, el concejal Roberto Ortiz no ocultó su indignación ante los destrozos y exigió medidas ejemplares: “Da mucha tristeza ver cómo destruyeron, ver cómo acabaron la silletería y los baños. Yo sí le pido a la Alcaldía de Alejandro Eder que tome decisiones contundentes. No más pañitos de agua tibia a aquellos que atentan contra el estadio y también contra los bienes públicos y privados en las calles de la ciudad de Cali. Sancionen la barra, siquiera al menos un año”.
Cabe mencionar, que en medio de las investigaciones, las autoridades ofrecieron una recompensa de hasta 30 millones de pesos a quienes brinden información que permita identificar y capturar a los responsables de los actos vandálicos. El objetivo es que esta situación no quede impune y sentar un precedente de respeto y responsabilidad en los escenarios deportivos.
Un golpe a la imagen de la ciudad y la hinchada
Los desmanes en la final de la Copa BetPlay no solo dejaron daños físicos y personas afectadas, sino también un golpe a la imagen de la ciudad y al nombre de la hinchada americana, cuyos líderes habían pactado compromisos que finalmente no se cumplieron.
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El llamado es claro: las autoridades exigen civismo y respeto, mientras se adelantan las investigaciones para dar con los responsables. El estadio, que debe ser un espacio de alegría y encuentro familiar, terminó siendo testigo de una violencia injustificable que deja, una vez más, lecciones urgentes para la ciudad de Cali y su afición futbolera.