Más de 5.000 estudiantes en el sur de Cali se quedaron sin clases en Cali debido a las intensas lluvias que golpearon la ciudad el pasado lunes 31 de marzo. La emergencia climática no solo causó estragos en la movilidad y en distintas viviendas, sino que también puso en evidencia las falencias en la infraestructura educativa. Aulas inundadas, techos colapsados y daños estructurales obligaron a la suspensión de actividades académicas, generando preocupación entre docentes, estudiantes y padres de familia.
Uno de los casos más graves se presentó en la Institución Educativa Eustaquio Palacios, donde varias aulas terminaron convertidas en pequeñas piscinas tras el aguacero. El agua acumulada en los techos filtró hasta los cielos rasos, debilitando las estructuras y poniendo en riesgo la seguridad de quienes asisten a la institución. A pesar de ser una problemática de vieja data, la situación ha ido empeorando con el paso del tiempo debido a la falta de mantenimiento y mejoras en la infraestructura.
“Las cubiertas no dan la cobertura adecuada para el desagüe, hay salones y hasta infraestructura nueva que se inundó por falta de cañerías”, denunció un vocero del colegio, quien aseguró que los daños afectan directamente el aprendizaje de los estudiantes, ya que muchos deben ser reubicados en espacios improvisados para poder continuar con las clases.
Este no es un caso aislado. Varias instituciones educativas en Cali enfrentan el mismo problema cada temporada de lluvias, lo que evidencia la falta de inversión en infraestructura escolar. Padres de familia y miembros de la comunidad educativa han manifestado su inconformidad ante la falta de respuestas concretas por parte de las autoridades competentes.
Recursos insuficientes y urgencia de soluciones
El rector de la institución reiteró que los fondos provenientes de los programas de gratuidad no son suficientes para atender el mantenimiento que requieren las instalaciones. “Los recursos que recibimos por gratuidad no alcanzan para el mantenimiento que realmente se necesita”, expresó con evidente frustración.
La crisis en la infraestructura educativa es un tema recurrente en Cali, pero poco se ha hecho para solventarlo de manera definitiva. La falta de planificación y mantenimiento adecuado ha convertido las lluvias en una amenaza constante para la educación de miles de niños y jóvenes, que ven cómo su derecho a estudiar se ve interrumpido por circunstancias que deberían haberse prevenido.
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Ante la magnitud del problema, la comunidad educativa espera que las autoridades municipales tomen cartas en el asunto y destinen recursos para mejorar la infraestructura escolar. Mientras tanto, los estudiantes afectados siguen a la espera de una solución que les permita retomar sus clases con normalidad y sin el temor de que la próxima tormenta vuelva a dejarlos sin aulas donde aprender.