En un año marcado por los desafíos urbanos, la Alcaldía de Cali decidió no mirar a otro lado ante una de sus realidades más crudas. Durante el 2024, la administración de Alejandro Eder destinó más de $13 mil millones para cambiarle la cara, y el destino, a cientos de personas que hoy habitan en las calles de la ciudad. Más que una cifra, se trata de una política pública con rostro humano que ha comenzado a impactar zonas invisibilizadas. La meta: no solo brindar ayuda, sino abrir caminos de dignidad, inclusión y reconstrucción personal.
En lugar de esperar que la gente llegue a los centros de atención, la estrategia es salir a buscarla. Seis equipos psicosociales ahora recorren diariamente zonas con alta presencia de personas en situación de calle, detectando casos críticos y ofreciendo acompañamiento inmediato.
A lo largo del año se realizaron más de 800 recorridos y se desplegaron carpas en distintos barrios donde se ofrecieron servicios de salud básica, escucha activa y orientación.El objetivo va más allá de entregar una ración de comida o una cobija: se busca intervenir el entorno, entender el porqué de cada historia y activar rutas de atención sostenida.
Resultados concretos y vidas que comienzan de nuevo
Las cifras muestran avances importantes. En solo un año, el número de personas atendidas aumentó en un 50% frente al año anterior. Más de 1.800 ciudadanos han recibido algún tipo de atención gracias al fortalecimiento de la llamada Estrategia Territorial.Además, entre agosto de 2024 y febrero de 2025, al menos 120 personas lograron salir definitivamente de la calle tras procesos psicosociales que les permitieron rediseñar sus proyectos de vida.
Pero las cifras no cuentan todo, hay también un cambio en el enfoque. Las intervenciones ahora incluyen ejercicios de participación comunitaria, prevención del consumo, espacios de cuidado y construcción de confianza.Todo esto ha sido posible gracias al trabajo articulado con organizaciones sociales y comunitarias que ya estaban en los territorios.En paralelo, se han realizado más de 300 jornadas de atención intensiva en las que se brindaron más de 22.000 intervenciones en salud mental, derechos y autocuidado.
El “Bus que salva vidas”: ayuda en movimiento
Otra de las herramientas que ha marcado un antes y un después es una unidad móvil que recorre los puntos más críticos de la ciudad. Llamado el ‘Bus que salva vidas’, este vehículo no solo lleva asistencia básica, sino que representa una nueva oportunidad para quienes se encuentran al margen.
Durante 2025, ha realizado más de 2.000 atenciones, facilitando el acceso a valoraciones médicas, servicios de higiene y apoyo emocional.Su presencia constante en las calles más olvidadas se ha convertido en un símbolo de que el Estado también puede estar cerca, incluso en los lugares donde antes solo llegaba el abandono.
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Finalmente, más allá del presupuesto, lo que se está gestando en Cali es un nuevo modelo de atención social. Uno que parte de la empatía, pero que no se queda en la asistencia. Uno que reconoce que vivir en la calle no es una elección y que cada persona merece una segunda oportunidad. Y aunque los retos siguen siendo enormes, hoy hay más voluntad política, más recursos y más razones para creer que es posible cambiar la historia de quienes la ciudad solía ignorar.