En la Comuna 20 de Cali, más conocida como Siloé, algo profundo está cambiando, pese a que es un barrio que durante décadas cargó con el peso del conflicto y la estigmatización, hoy levanta la voz desde el arte y el cine. La comunidad se prepara para rodar su segunda película, esta vez con el respaldo directo de la Gobernación del Valle del Cauca, como parte de una apuesta sostenida por el desarrollo cultural y social del territorio.
Tras el éxito de El Vínculo, la primera película producida completamente por habitantes de Siloé y estrenada en 2024, el entusiasmo por contar nuevas historias no se detuvo. Con la experiencia ganada y una visión colectiva, este año ya se alista una segunda entrega. Será una obra nuevamente ambientada en el género del terror, y más allá de lo cinematográfico, representa un acto de resistencia creativa.
Un cine hecho en el barrio
Desde el inicio del mandando de la gobernadora Dilian Francisca Toro, ha impulsado intervenciones en zonas de alta vulnerabilidad como Siloé y Brisas de Mayo. Bajo programas como Ingenio Musical y las Escuelas de Monitores Culturales, se ha sembrado una red de oportunidades para el desarrollo de habilidades artísticas. Música, danza, teatro, circo, cine y radio forman parte del abanico de expresiones que hoy le ofrecen a la juventud del sector nuevas formas de soñar, crear y proyectarse. Además, se han fortalecido rutas de formación, educación alternativa y turismo comunitario.
Siloé ha vivido un proceso de apropiación social de sus espacios, pues sitios que antes eran epicentros de violencia, ahora albergan talleres de cine, funciones de teatro y ferias culturales. Esta transformación no es casualidad, sino el resultado de un trabajo conjunto entre comunidad y gobierno. También, la cultura, en este contexto, ha sido mucho más que entretenimiento, puesto que se ha convertido en una herramienta de inclusión, reparación simbólica y construcción de paz.
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Hoy, el nombre de Siloé ya no solo aparece en titulares por hechos negativos, ya que ahora se le reconoce por su capacidad de creación, por sus voces jóvenes, por su cine. Con esta segunda película en marcha, la Comuna 20 reafirma su poder para crear grandes historias desde la vida misma, sin depender de grandes estudios.
