El deporte vuelve a tomarse a Cali con fuerza. Este domingo 4 de mayo, la ciudad vivirá su propia maratón, un evento que no solo convoca a atletas profesionales y aficionados, sino que promete convertirse en una celebración colectiva del esfuerzo, la constancia y el orgullo caleño.
En los últimos días, la atmósfera de la ciudad ha cambiado. Se siente en el ambiente una mezcla de expectativa y energía que recorre barrios, pistas y parques. Cali no solo está lista desde lo logístico; lo está emocionalmente. Los entrenamientos finales ya se han llevado a cabo y los atletas han entrado en una etapa clave: la recuperación activa, esa fase donde el cuerpo se prepara sin exigirse más de lo necesario.
El estadio y la pista: centros de preparación caleña
Los escenarios elegidos para afinar detalles físicos y mentales han sido dos íconos del deporte vallecaucano: el Estadio Olímpico Pascual Guerrero y el Estadio de Atletismo Pedro Grajales. En estos espacios, decenas de corredores locales han realizado simulaciones de carrera, sesiones de velocidad, ajustes de estrategia y remates bajo el sol vibrante que caracteriza a la ciudad.
Allí, Eliana Jiménez, reconocida atleta caleña del Club Fénix, ha completado su preparación para los 42 kilómetros que correrá el domingo. Jiménez ha participado en maratones como la de París, Berlín y Viena. Pero esta, dice, es distinta. Porque es en su casa, en las calles donde creció, entre la gente que la ha visto correr desde siempre.
“Entrenar en el Pedro Grajales nos ha dado una preparación exigente. Estoy emocionada de representar a mi ciudad, y correr aquí es un honor”, afirmó tras una de sus últimas sesiones. Su voz tiene la seguridad de quien ya ha enfrentado el reto antes. Pero también la emoción de alguien que, por primera vez, será aplaudida en su propio suelo.
Correr en casa: la emoción que no se entrena
Alejandro González es otro de los corredores que participará en la distancia de 42 kilómetros. Su experiencia en maratones internacionales como Lima y Buenos Aires le ha dado confianza. Pero esta vez hay algo distinto: su familia podrá verlo en vivo. “Nunca habían viajado conmigo a una competencia, pero ahora van a estar en las calles viéndome cruzar la meta”, dice, con un orgullo que no puede ocultar.
González también pertenece al Club Fénix y asegura que la preparación ha sido rigurosa desde el primer momento en que supieron que Cali tendría su propia maratón. “Hemos entrenado con disciplina, pero lo que más motiva es correr en las calles de uno. Cada zancada es un recuerdo, una conexión con esta ciudad que tanto queremos”, añade.
Ambos atletas coinciden en algo: el apoyo del público hace una gran diferencia. Por eso, invitan a caleños y visitantes a salir este domingo a las calles y animar a los corredores. “Sentir que te alientan, que te reconocen, te impulsa. La maratón también es del público”, recalca Alejandro.
Una ciudad que vibra con el deporte
Más allá del esfuerzo individual de cada atleta, lo que destaca es cómo Cali se ha transformado para recibir este evento. Desde la logística hasta la cultura ciudadana, la ciudad ha respondido. Hay cierres viales organizados, puntos de hidratación establecidos y una red de voluntarios dispuesta a colaborar.
Pero más allá de la organización, lo que destaca es el ambiente. La calidez de los caleños, su alegría natural y su vínculo con el deporte hacen que esta maratón se sienta como algo más grande que una simple carrera. Es un reflejo de lo que Cali ha sido siempre: una cuna de campeones y una capital del deporte en América.
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Los entrenadores, los clubes, los medios y, sobre todo, los ciudadanos, están listos para vivir una jornada que se quedará en la historia de la ciudad. Porque este domingo, más que una competencia, Cali vivirá una fiesta. Una celebración del cuerpo en movimiento, del corazón en alto y de la ciudad en marcha.