Durante 18 angustiosos días, la imagen de Angie Bonilla recorrió el país: una madre desesperada, entre lágrimas, suplicaba por el regreso de su hijo Lyan José. Pero tras la liberación del menor de 11 años se conoció una presunta historia mucho más compleja y peligrosa.
Bonilla, conocida en redes sociales como “Barbie Vanessa”, no solo es una influencer con más de 130 mil seguidores, también ha sido señalada por las autoridades como presunta testaferro del fallecido narcotraficante Diego Rastrojo, esto se pudo dar a conocer mediante Semana. Las investigaciones apuntan a que el secuestro del niño no fue un acto aleatorio, sino parte de un ajuste de cuentas por una deuda que superaría los 37.000 millones de pesos.
¿Los secuestradores irían por Barbie Vanessa o su esposo y no por su hijo?
Las autoridades le revelaron a Semana que el objetivo inicial de los secuestradores era raptar a Bonilla o a su pareja actual, un comerciante de joyas. Al no encontrarlos, optaron por llevarse al menor. La orden habría sido impartida desde las redes criminales que aún conservan vínculos con el clan de Rastrojo, en el cual también participó el padre biológico de Lyan, alias Mascota, quien fue asesinado en 2013 y cuya herencia criminal habría dejado bienes ocultos bajo el nombre de Bonilla.
En su cuenta de Instagram, la mujer compartía una vida de lujos; viajes a Europa, playas exóticas, joyas ostentosas y un llamativo carro rosado estilo Barbie. Desde París hasta la Costa Azul, Bonilla retrataba una existencia glamorosa y extravagante.
También puede leer: Asesinado familiar que intercedió por Lyan José
Tras la liberación de Lyan, gracias a la presión social y la operación de las autoridades, se destapó el trasfondo criminal del caso. La supuesta deuda con narcotraficantes habría sido el verdadero detonante del secuestro. El niño, en medio de ese conflicto heredado, terminó siendo víctima de una guerra silenciosa entre estructuras ilegales que aún operan desde las sombras del pasado narco del país.
La historia de “Barbie Vanessa” es el reflejo de una compleja red donde las apariencias engañan y el crimen organizado aún deja cicatrices en las generaciones más inocentes.