La aparición de graffitis con mensajes atribuidos a disidencias de las FARC ha encendido las alarmas en la ciudad de Cali. Los letreros fueron encontrados sobre cortinas metálicas de varios establecimientos comerciales en el barrio Llano Verde, un sector históricamente golpeado por la violencia y el reclutamiento forzado de menores. Lo preocupante es que los mensajes están a menos de 150 metros de una estación de policía.
Este hecho ocurre apenas dos semanas después de los atentados ocurridos el 10 de junio en Cali y Jamundí. Aquellos ataques dejaron tres víctimas mortales y decenas de heridos. Hoy, el miedo vuelve a circular en los barrios del oriente caleño, esta vez con tinta en aerosol.
Zonas vulnerables, mensajes de guerra
Según confirmó el personero distrital, Gerardo Mendoza, estos grafitis no pueden entenderse como simples actos de vandalismo. Por el contrario, envían un mensaje de amedrentamiento claro, justo en una zona donde las bandas armadas han intentado establecer control social.
“El barrio Llano Verde ha sido fuertemente golpeado por dinámicas de violencia. No vamos a permitir que estructuras armadas impongan el miedo. Haremos todo lo necesario para defender los derechos de la comunidad”, señaló Mendoza, quien también pidió mayor presencia institucional en el sector.
En este territorio han sido frecuentes las denuncias por reclutamiento forzado de adolescentes. Muchas familias han alertado sobre presiones para que los menores participen en acciones delictivas o sirvan como mensajeros para grupos ilegales.
La Personería le pidió al Gobierno local y nacional que actúe con contundencia. Requieren más que presencia policial: se necesitan estrategias de intervención social y educativa.
Captura clave tras los ataques de junio
Mientras la preocupación crece entre los habitantes del suroriente de Cali, las autoridades avanzan con operativos. En los últimos días se confirmó la detención de John Fredy Rivera Montaño, conocido como “JF”.
Alias “JF” es señalado como presunto cabecilla de una red de apoyo de la disidencia ‘Jaime Martínez’, estructura vinculada tanto al atentado del 10 de junio como al secuestro del menor Lyan Hortúa.
Su captura fue posible gracias al bloque de búsqueda conformado por más de 700 hombres del Gaula, inteligencia y fuerzas especiales. Esta fuerza conjunta busca desarticular las redes urbanas que vienen generando zozobra en Cali y en otros municipios del Valle del Cauca.
Aunque la captura de alias “JF” representa un avance significativo, los mensajes pintados esta semana reflejan que la amenaza no ha desaparecido. Para muchos líderes barriales, la acción del Estado debe ir más allá de los golpes operativos.
En zonas como Llano Verde, los habitantes reclaman programas sociales sostenibles. También, intervención integral que incluya educación, empleo y cultura, no solo presencia armada.
“Los graffitis son una señal. Nos están diciendo que el conflicto está vivo, que quieren sembrar miedo. Pero los barrios merecen paz. Y esa paz debe construirse con acciones, no con promesas”, expresó una lideresa comunitaria que pidió mantener el anonimato por seguridad.
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Por ahora, la Personería insiste en que se garantice la protección de la población civil. Exige respuestas concretas frente al accionar de los grupos ilegales y el respeto a los derechos humanos en cada rincón de la ciudad.
