En el barrio La Unión de Vivienda Popular, ubicado en la comuna 16 de Cali, el deterioro de la malla vial ha alcanzado niveles preocupantes. Los residentes conviven a diario con calles en ruinas, huecos de gran tamaño y tramos que, según denuncian, solo están operando en un 50% de su capacidad. Esta situación no solo representa una incomodidad para la comunidad, sino un riesgo latente para la seguridad de quienes transitan por la zona.
Lo que antes era una problemática manejable, hoy se ha convertido en una amenaza constante para conductores, motociclistas y peatones. En muchos puntos del barrio es casi imposible circular sin caer en un hueco, lo que ha generado daños a vehículos, accidentes menores y una sensación de abandono generalizado. La falta de señalización, sumada a la oscuridad en horas de la noche, agrava aún más el panorama.
A pesar de los constantes llamados a la administración municipal, los vecinos aseguran que las respuestas han sido mínimas o tardías. Aunque hace unas semanas funcionarios de la Secretaría de Infraestructura realizaron trabajos en algunos tramos específicos, la comunidad afirma que fueron intervenciones parciales que no solucionan el problema de fondo. La mayoría de las calles siguen en pésimo estado, llenas de baches y con tramos intransitables que dificultan la vida diaria de cientos de familias.
Huecos por todas partes: “Esto parece una trocha urbana”
Los testimonios recogidos por CW+ reflejan el nivel de desesperación de los habitantes. Para muchos, ya no se trata solo de un tema de movilidad, sino de dignidad y derecho a vivir en condiciones decentes. Un habitante del sector resume la situación con una frase contundente: “Está en pésimo estado, ustedes mismos se pueden dar cuenta. Por donde uno se meta, hay huecos en todas partes, son impresionantes”, expresó mientras señalaba un cráter que ocupa buena parte de una calle.
Otro vecino, visiblemente molesto, compartió cómo la situación afecta directamente su día a día como motociclista:
“Uno no puede andar bien. Toca ir despacio porque en cualquier momento se cae. Las caretas se dañan, la moto suena como si fuera un tractor”, dijo, comparando su recorrido con un rally por terreno destapado.
A lo largo del barrio, se pueden ver intentos caseros de reparar los huecos. Algunos residentes han optado por rellenar los cráteres con escombros o piedras, una solución improvisada que refleja el abandono estatal. Aunque estas acciones buscan prevenir accidentes, en la práctica solo mitigan temporalmente el problema y no reemplazan una intervención estructural por parte de las autoridades.
El reclamo de fondo: “Pagamos impuestos, merecemos respuestas”
La molestia de los habitantes no solo se centra en el mal estado de las vías, sino en la percepción de desinterés por parte de la administración municipal. Varios líderes barriales afirman que han presentado peticiones formales, han acudido a jornadas comunitarias, e incluso han intentado establecer contacto directo con funcionarios, pero las promesas no se traducen en soluciones reales.
“Por favor que se pongan más las pilas con la ciudad, con el bienestar de todos. Porque estos impuestos los pagamos todos, el pueblo”, dijo otro vecino. Para él, la indignación no radica solo en los huecos, sino en la falta de voluntad para priorizar sectores populares que históricamente han sido excluidos del desarrollo urbano.
Desde la Secretaría de Infraestructura, se había anunciado semanas atrás una serie de intervenciones en la comuna 16 como parte del programa de mantenimiento vial. Sin embargo, en La Unión, los avances son casi imperceptibles para la comunidad, que reclama que se intervengan las calles más críticas y no solo los sectores más visibles.
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El caso del barrio La Unión es uno entre muchos que evidencian la brecha en la calidad de vida entre distintos sectores de Cali. Mientras algunas zonas de la ciudad gozan de infraestructura renovada y vías en óptimo estado, otras, como esta, luchan con calles destruidas, falta de señalización, y una sensación permanente de abandono.