La escena dentro del área de urgencias de la Clínica Nueva en Comfenalco es alarmante. Decenas de pacientes permanecen en condiciones precarias: en sillas rígidas por días, sin diagnóstico claro, expuestos al calor por falta de aire acondicionado, y con baños insuficientes para atender la demanda. Entre ellos, una mujer de 74 años con Parkinson, en estado crítico, espera atención en medio del caos.
Familiares denuncian que la atención es cada vez más deshumanizada. Aseguran que los acompañantes deben dormir en el suelo y que quienes se atreven a quejarse sufren represalias por parte del personal. “Esto es indigno, es inhumano. No podemos seguir así”, declaró uno de los afectados.
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La situación refleja una crisis más profunda en el sistema de salud del Valle del Cauca. La sobreocupación hospitalaria ha alcanzado niveles insostenibles, con clínicas operando hasta al 300% de su capacidad. A esto se suma una deuda acumulada de más de $3,5 billones por parte de las EPS, lo que ha afectado directamente el funcionamiento de los centros médicos, ha retrasado pagos al personal y ha obligado al cierre de servicios esenciales.
Expertos advierten que, de no tomarse medidas urgentes, el sistema podría colapsar por completo. Mientras tanto, cientos de pacientes siguen esperando en los pasillos de urgencias, en una lucha silenciosa por ser atendidos dignamente.
Coosalud EPS confirma normalidad en servicios en Buenaventura
Pacientes con insuficiencia renal en Buenaventura denunciaron una interrupción en sus tratamientos, que en algunos casos lleva más de una semana, lo que ha puesto en riesgo sus vidas. Usuarios de la EPS Coosalud aseguran que no han podido realizarse las diálisis en la clínica Santa Sofía, debido a presuntos retrasos en los pagos por parte de la entidad, lo que ha derivado en la suspensión del servicio.
“Necesitamos alguien que nos ayude, que nos diga qué hacer. Cada día nos sacan una disculpa”, afirmó Zuleima Arboleda, una paciente afectada. Como ella, varios usuarios se han concentrado frente a la sede administrativa de Coosalud en el distrito, exigiendo que se restablezca el tratamiento que, según advierten, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
“Las diálisis no son por un dolor de cabeza. Si no las recibimos, podemos morir”, aseguró Germán Mosquera, otro paciente afectado, quien explicó que algunos compañeros ya han sufrido complicaciones a la espera de atención médica.