La reciente muerte de Indira, una de las tigresas más emblemáticas del Zoológico de Cali, continúa generando reacciones en distintos sectores. Entre ellas, la de la senadora Esmeralda Hernández, quien lamentó el desenlace e insistió en que el cautiverio no responde a las verdaderas necesidades de animales como los tigres de bengala, que en estado natural recorren extensiones de cientos de kilómetros.
Indira falleció el pasado 16 de agosto, luego de ser atacada por su hijo Kanú en medio de una disputa territorial dentro de su recinto. Pese a la atención inmediata del equipo veterinario, las graves lesiones le impidieron recuperarse. Su partida deja un vacío tanto para los cuidadores como para los visitantes que, durante más de 20 años, la consideraron un símbolo de la institución y de la conservación de especies.
En sus declaraciones, Hernández enfatizó que, aunque los zoológicos afirman que casos como este son excepcionales, el comportamiento territorial de los felinos es predecible en condiciones de confinamiento. “Animales tan majestuosos no deben ser condenados a una cárcel de por vida. Necesitan su hábitat, no un encierro con fines de entretenimiento”, expresó en su cuenta de X.
La senadora también cuestionó la presencia de especies no nativas en zoológicos latinoamericanos, señalando que los tigres de bengala no pertenecen de manera natural al continente. Su llamado fue claro: replantear el papel de los zoológicos y evitar el respaldo a prácticas que priven a los animales de libertad y bienestar.
Zoológico de Cali reconoció el dolor que deja la perdida de Indira
Mientras tanto, el Zoológico de Cali, en un comunicado, reconoció el dolor que deja la pérdida de Indira y destacó que su historia seguirá viva en la memoria de quienes la conocieron. “La vida y la muerte hacen parte del mismo camino”, señalaron, agradeciendo el compromiso del equipo que durante más de dos décadas veló por su cuidado.
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Para los cuidadores, Indira no solo fue parte de un programa de conservación, sino también una compañera de vida. Su despedida abre una nueva reflexión en torno a los desafíos del manejo de fauna en cautiverio y la responsabilidad humana de garantizar su respeto y bienestar.
