El sector turístico de Cali comenzó a sentir los efectos del reciente atentado en la Base Aérea Marco Fidel Suárez. Varios hoteles de la ciudad reportaron cancelaciones, especialmente de visitantes extranjeros, lo que ha encendido las alarmas entre gremios y autoridades, quienes preparan planes urgentes para reactivar la confianza y garantizar la seguridad de los viajeros.
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El impacto sobre la hotelería se intensificó luego de la alerta emitida por el gobierno de Estados Unidos, en la que aconsejó a sus ciudadanos evitar desplazamientos a Cali y al Valle del Cauca debido a los episodios de violencia recientes. Esta situación generó que, en solo un fin de semana, la ocupación hotelera sufriera una reducción de cerca de 16 puntos porcentuales, según reveló Cotelco Valle.
Preocupación gremial y medidas de contingencia
José Andrés Duarte, presidente de Cotelco Nacional, condenó los actos terroristas y advirtió que sus repercusiones empiezan a golpear la economía del turismo. “Los trabajadores del sector ya sienten el efecto de las cancelaciones. Nos solidarizamos con las víctimas y hacemos un llamado a fortalecer las condiciones de seguridad para evitar mayores afectaciones”, manifestó.
Por su parte, la secretaria encargada de Turismo de Cali, Mabel Lara, afirmó que la ciudad no enfrenta un riesgo permanente y que junto a la Secretaría de Seguridad se diseñan estrategias para transmitir confianza. “Queremos dejar en claro que este fue un hecho aislado. Seguimos trabajando por eventos que impulsen la economía y muestren que Cali es resiliente”, sostuvo.
Para reforzar la seguridad, el Gobierno Nacional desplegó 50 uniformados antiterroristas del Ejército en la capital del Valle, además de controles adicionales en corredores estratégicos como Jamundí y Candelaria. Con ello se busca frenar el temor entre visitantes y evitar que se repitan cancelaciones masivas.
La coyuntura también despertó la solidaridad de otros gremios. Asocaña, en representación del sector azucarero, rechazó los recientes atentados ocurridos tanto en Cali como en Amalfi, Antioquia, que dejaron decenas de víctimas. “La violencia no puede ser el camino, necesitamos condiciones de paz y convivencia que permitan el desarrollo económico y social del país”, expresó la asociación.
Hoy, el reto para Cali no solo pasa por atender las secuelas de la violencia, sino también por recuperar la confianza de turistas nacionales e internacionales, vitales para la economía local.