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Vecinos de Villacolombia y La Base viven entre el miedo tras atentado

Los barrios Villacolombia y La Base, al nororiente de Cali, aún no logran reponerse del impacto que dejó la explosión del 21 de agosto atribuida a disidencias de las Farc. Aunque las autoridades adelantan medidas para reforzar la seguridad, los habitantes confiesan que el miedo se convirtió en su nueva cotidianidad.

Algunos vecinos ya han tomado la decisión de abandonar el sector. “La verdad ya vimos unos avisos de que se alquila o se vende, la gente empieza a salir corriendo de pronto”, relató Hernando Lozada, residente del sector desde hace más de 15 años. Según él, nunca se había vivido un episodio de violencia similar en la zona, lo que ha generado nerviosismo especialmente entre los adultos mayores.

Luz Marina Restrepo, otra habitante, narró la angustia de casi perder a su esposo en el ataque: “Minutos más y hubiera quedado en medio de la explosión. Desde entonces no puedo salir tranquila, uno siente que en cualquier momento lo sorprende una bomba”. Para ella, la presencia de la base aérea incrementa la sensación de peligro. “Deberían reubicarla en otro sitio, aquí vivimos muchas familias y no es seguro”, expresó.

Otros, como Diver Murillo, aunque no viven en el sector pero lo frecuentan por negocios, también reconocen que la percepción cambió drásticamente: “Siempre queda el temor, bastante temor. Venimos porque nos toca, pero si no fuera indispensable, no lo haríamos”.

Mientras tanto, el ambiente en las calles combina el silencio con miradas desconfiadas. Aunque la comunidad intenta retomar la rutina, el recuerdo del estallido y la incertidumbre sobre el futuro de la seguridad en la zona se mantienen presentes.

Comerciantes del sector de la Base Aérea en quiebra tras atentado

Las calles que antes eran sinónimo de comercio y vida comunitaria hoy exhiben un panorama desolador: fachadas destruidas, puertas retorcidas y vitrinas hechas añicos.

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Según los reportes preliminares, más de 70 establecimientos resultaron afectados por la onda explosiva. Entre ellos se encuentran reconocidas cadenas como Dollarcity y Tiendas Ara, así como hoteles, restaurantes y pequeñas tiendas de barrio que servían de sustento a familias enteras. Para muchos comerciantes, la magnitud de los daños significa una quiebra inminente, pues no solo perdieron sus instalaciones, sino también toda la mercancía.

“Nos quedamos sin nada, fueron años de esfuerzo reducidos a polvo en segundos”, relató uno de los afectados que aún no logra dimensionar cómo levantará de nuevo su negocio. La desesperanza se siente en cada esquina, donde entre los escombros se busca recuperar lo poco que quedó intacto.