En esta temporada, los guayacanes protagonizan una postal que enamora a propios y visitantes. La ciudad cuenta con 17.000 ejemplares y alberga seis de las 23 especies de esta familia. Sus flores, en tonos que van del rosado al amarillo, caen sobre las calles creando alfombras naturales que refuerzan el título de Cali como la “Sucursal del Cielo”.
Este florecimiento ocurre gracias al cambio climático estacional, cuando la ciudad pasa de la época seca a la temporada de lluvias, lo que estimula la floración masiva de los árboles.
Una ciudad biodiversa
Aunque los guayacanes son los protagonistas de septiembre, no están solos. Cali, reconocida como la segunda ciudad con más árboles del país, posee una amplia variedad de especies que embellecen su paisaje urbano. Entre ellas destacan el gualanday, la lluvia de oro y la flor de reina, todas con colores vibrantes que resaltan la biodiversidad del territorio.
Este mosaico vegetal convierte a Cali en un referente de biodiversidad y en un lugar donde la naturaleza y la vida urbana conviven en armonía.
El impacto en la ciudad y sus habitantes
El florecimiento no solo embellece la ciudad, también genera un cambio en el estado de ánimo de los caleños. Ver las calles llenas de color y diversidad crea un ambiente positivo que impacta en la vida diaria. Además, las autoridades ambientales invitan a los ciudadanos a sumarse a la siembra de guayacanes y otras especies, para garantizar la preservación de este patrimonio natural.
Desde el Vivero Municipal, el DAGMA ofrece donaciones de árboles para el espacio público. El llamado es a sembrar de manera responsable, en lugares adecuados que eviten futuros problemas con andenes, redes de energía o alcantarillado.
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Preservar lo que ya tenemos
Cali cuenta con más de 380 mil especies arbóreas que aportan a la calidad del aire y al equilibrio ambiental. Cuidar de los árboles actuales y sembrar de forma consciente son acciones claves para mantener la ciudad como un referente de biodiversidad.
Este septiembre, la invitación es clara: disfrutar el espectáculo natural, valorar la riqueza ambiental y aprovechar el momento para inmortalizar en fotografías la belleza de los guayacanes en flor.