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El “abrazo” de dos árboles centenarios en el Parque de la Hormiga, en Cali

Este “romance arbóreo” se encuentra en la Comuna 17 de la ciudad.

En el Parque de la Hormiga, en Cali, se alzan dos gigantes de la naturaleza que cautivan a vecinos y visitantes.

Se trata de un samán centenario, que supera los 20 metros de altura, y una imponente ceiba que parecen fundirse en un abrazo eterno.

Este parque de ambiente boscoso está ubicado entre las calles 13C y 13D y las carreras 65B y 65C, a unos 200 metros de la antigua casona de la Hacienda.

Allí, el samán envuelve con sus ramas a la ceiba, brindándole sombra y protección, especialmente en las temporadas de muda de hojas.

Los habitantes del sector consideran este “abrazo” un símbolo de amor y protección, una muestra viva de la fuerza y armonía de la naturaleza en medio de la ciudad.

Lina Marcela Botía, subdirectora de Ecosistemas del Dagma, destacó que Cali cuenta con numerosos parques, zonas verdes y bosques urbanos con historias únicas que deben conocerse y cuidarse.

“Cali es la ‘Capital Mundial de la Biodiversidad’, no solo por su ubicación en el Chocó Biogeográfico, que es la zona más biodiversa del planeta, sino por el relacionamiento de los caleños con la naturaleza. Sin darnos cuenta, quienes tenemos la fortuna de vivir en esta ciudad nos vamos haciendo todos unos expertos en biodiversidad”, Lina Marcela Botí, la subdirectora de Ecosistemas del Dagma.

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Botí resaltó esto, debido a que los caleños suelen conocer el nombre de al menos 10 o 15 árboles, alrededor de la ciudad.

“Para un caleño, el zapote es un color, una fruta y un árbol; y no es extraño oírnos hablar de guásimos, ceibas, limonares, caracolíes, pinos, chiminangos, aguacatales, álamos, guayacanes, almendros, guaduales, acacias, sauces, robles, naranjos, morichales, mortiñales, cañaverales, cámbulos o písamos. Además de ser especies forestales, son los nombres de los lugares que habitamos, los barrios donde viven nuestros amigos”, Lina Marcela Botí, la subdirectora de Ecosistemas del Dagma.

Desde el Dagma se hace un llamado a los caleños para proteger la biodiversidad, recordando que estos espacios guardan especies y relatos que forman parte del patrimonio natural de la ciudad.