El reciente informe presentado por Cali Cómo Vamos, en el marco de sus 20 años de seguimiento a la ciudad, confirma una tendencia demográfica que preocupa a las autoridades y expertos: la drástica caída en la tasa de natalidad. Según la entidad, los nacimientos pasaron de 31.213 en 2005 a 16.863 en 2024, lo que equivale a una reducción del 46 %.
Las cifras muestran un panorama preocupante para el crecimiento poblacional de la ciudad. En comparación con la última década, el número de nacimientos en Cali ha seguido reduciéndose progresivamente, lo que plantea interrogantes sobre el futuro demográfico y económico de la región.
Ante este panorama, el estudio también mostró avances en la reducción de embarazos en adolescentes y niñas. En el caso de las menores entre 10 y 14 años, los registros pasaron de 272 casos en 2008 a 68 en 2024. Asimismo, entre las jóvenes de 15 a 19 años, la cifra bajó de 6.356 embarazos en 2008 a 1.559 en 2024, evidenciando un impacto positivo de las campañas de educación sexual y del acceso a métodos anticonceptivos.
Cali, una ciudad que envejece
El informe también señala un cambio importante en la estructura demográfica de Cali. En 2005, la edad promedio era de 30,5 años, mientras que en 2024 ascendió a 37,6. Hoy, la proporción de adultos mayores (60 años o más) pasó del 9,9 % al 19,9 % de la población. Esto significa que la ciudad enfrenta un acelerado envejecimiento, que podría traer consecuencias sociales y económicas en el mediano plazo.
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En contraste, las defunciones aumentaron: de 11.469 en 2005 a 16.164 en 2024, con un pico en 2021 debido a la pandemia. Sumado a la baja natalidad, este panorama genera interrogantes sobre el futuro poblacional de la capital del Valle.
Expertos coinciden en que factores como el alto costo de vida, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la crisis climática y la falta de políticas de conciliación familiar han llevado a muchas parejas a retrasar o incluso renunciar a la idea de tener hijos
Factores detrás de la caída en los nacimientos
El aumento en el costo de vida es una de las principales razones por la baja natalidad. La crianza de un hijo implica gastos elevados en alimentación, educación y salud, lo que ha llevado a muchas familias a postergar o replantear la decisión de tener hijos.
Otro factor determinante es el papel de la mujer en el mercado laboral. Con más oportunidades de desarrollo profesional y educativo, muchas mujeres optan por retrasar la maternidad o, en algunos casos, decidir no tener hijos. La falta de políticas públicas que permitan una conciliación efectiva entre la vida laboral y familiar también contribuye a esta situación.
Asimismo, la crisis climática ha surgido como un factor determinante en la decisión de muchas parejas. El temor a criar hijos en un mundo afectado por el cambio climático y la sobreexplotación de recursos naturales genera dudas sobre la viabilidad de traer nuevas generaciones al planeta.
