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Más de 5.000 mujeres denuncian ser víctimas de hurto en Cali durante 2025

La mayoría de estos delitos se cometieron sin el uso de armas.

Los números preocupan y la sensación de vulnerabilidad es evidente. Según las estadísticas oficiales, en la capital del Valle se han registrado 11.440 hurtos a personas en lo corrido de 2025. De ellos, casi la mitad de las víctimas han sido mujeres, en su mayoría pertenecientes a sectores de bajos recursos, quienes aseguran vivir con temor cada vez que deben desplazarse por la ciudad.

“Nos persiguen demasiado porque nos ven más vulnerables”, relata una de las afectadas, que asegura haber tenido que cambiar sus rutinas para minimizar riesgos. Muchas optan por no caminar solas, esperar compañía para hacer diligencias o incluso pagar transporte privado aunque esto represente un gasto adicional.

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Las voces femeninas coinciden en que la calle se ha convertido en un espacio hostil. El simple hecho de salir a hacer ejercicio, ir a estudiar o realizar trámites cotidianos está atravesado por estrategias de autoprotección que van desde mirar constantemente a los lados hasta integrarse a grupos de desconocidos para no quedar aisladas en el camino.

Mujeres en alerta permanente

Más allá de las cifras, la situación ha transformado la vida diaria de miles de caleñas. La percepción de inseguridad se multiplica en barrios populares, donde caminar despacio o distraído se considera un lujo peligroso. “Voy tranquila confiando en Dios, pero siempre pendiente, porque uno nunca sabe qué pueda pasar”, comenta otra víctima.

Frente a este panorama, expertos en seguridad y organizaciones sociales han insistido en la necesidad de reforzar las medidas de protección con enfoque de género, pues las mujeres no solo enfrentan el riesgo de perder sus pertenencias, sino también la posibilidad de ser agredidas física o psicológicamente durante el robo.

Mientras tanto, la cifra de 5.000 denuncias refleja apenas una parte del problema: muchas víctimas callan por miedo o desconfianza en las autoridades, lo que deja en evidencia que la inseguridad femenina en Cali podría ser aún más alta de lo que muestran los reportes oficiales.