Con tan solo 16 años, Dylan Cárdenas, estudiante de la institución educativa Nuevo Latir, en el oriente de Cali, alcanzó uno de los puntajes más altos en las pruebas Saber 11 de este año: 495 sobre 500. Su logro no solo refleja su inteligencia y disciplina, sino también una profunda historia de esfuerzo y perseverancia. “Cuando vi el puntaje no lo podía creer”, contó emocionado el joven, quien ha demostrado que la dedicación puede abrir puertas incluso en medio de las dificultades.
Dylan creció en el barrio Poblado 2, en el distrito de Agua Blanca, una de las zonas más populares de la ciudad. Allí, entre limitaciones económicas y sociales, construyó su sueño de convertirse en médico cirujano. Su historia es un testimonio de cómo la educación puede transformar realidades. Con constancia, autodisciplina y el respaldo de su familia, logró superar las barreras y posicionarse entre los mejores estudiantes del país.
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Disciplina, sacrificio y apoyo familiar: las claves del éxito
El joven caleño atribuye su triunfo a meses de estudio intenso y a la firme convicción de alcanzar su meta. Durante su último año escolar, decidió sacrificar sus vacaciones para ingresar a un curso virtual de preparación preuniversitaria, lo que le permitió llegar con bases sólidas a la prueba más importante de los bachilleres colombianos. “Mi meta siempre fue estudiar medicina. Sabía que necesitaba un puntaje alto y me visualicé lográndolo”, expresó Dylan.
Detrás de su logro también hay una familia que lo acompañó incondicionalmente. Su madre ha sido su mayor inspiración y apoyo durante todo el proceso. Para Dylan, su éxito no solo es personal, sino también un reconocimiento al amor y compromiso de su entorno. “Este resultado es de todos. Sin ellos no habría llegado hasta aquí”, afirmó el joven, quien hoy representa una fuente de orgullo para su comunidad y su institución educativa.
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Sueños que trascienden fronteras y rompen estigmas
A pesar de no haber tenido acceso a preuniversitarios costosos ni a la educación de colegios privados, Dylan demuestra que el talento y la disciplina no dependen de los recursos económicos. Su objetivo ahora es estudiar medicina en la Universidad del Valle, aunque también mantiene la esperanza de obtener una beca en otras instituciones nacionales o internacionales. “Uno no sabe las oportunidades que puedan surgir, incluso fuera del país”, comentó con ilusión.
El joven, que se graduará en diciembre, envía un mensaje esperanzador a otros estudiantes del oriente de Cali: “Desde nuestros barrios también se puede salir adelante. Con esfuerzo se logran grandes cosas”. Su historia rompe estereotipos sobre el distrito de Agua Blanca y se convierte en un ejemplo de resiliencia y superación. Dylan Cárdenas eleva la promesa de una nueva generación de jóvenes que creen en el poder del estudio para cambiar su destino.
