El comercio de objetos robados continúa siendo un serio problema en Cali. A diario, puntos informales, desguazaderos y locales que aparentan ser negocios legales se convierten en centros de venta de artículos hurtados. Desde celulares hasta autopartes, los delincuentes encuentran allí una manera rápida de convertir en dinero lo que roban en las calles. Esta dinámica mantiene en alerta a las autoridades y a la comunidad.
La Policía Metropolitana de Cali confirmó que cuenta con información sobre los lugares donde operan estas redes de comercialización ilegal. En respuesta, la institución anunció que fortalecerá los operativos de control, especialmente en zonas del centro y oriente de la ciudad, donde se ha identificado mayor actividad. El llamado es claro: además de las acciones policiales, se requiere un compromiso ciudadano que impida la compra de productos de dudosa procedencia.
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Operativos en marcha, pero el problema persiste
Durante la última semana, las autoridades cerraron un establecimiento en pleno centro de Cali que funcionaba como fachada para la venta de partes de motocicletas robadas. A pesar de los esfuerzos, los operativos parecen insuficientes frente a la magnitud del problema. Las redes delictivas continúan adaptándose, trasladando sus actividades a nuevos puntos o valiéndose de plataformas digitales para comercializar los productos.
La Policía trabaja en coordinación con la DIAN y la Secretaría de Seguridad, realizando inspecciones, verificaciones y controles a establecimientos sospechosos. No obstante, los resultados solo serán sostenibles si los ciudadanos dejan de alimentar este mercado ilegal. “Cada persona que compra un objeto robado se convierte en cómplice del delito”, enfatizan las autoridades locales, que insisten en la necesidad de reforzar la conciencia colectiva y el rechazo a estas prácticas.

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Jamundí, foco del comercio ilegal en el suroccidente
El problema no se limita a Cali. En Jamundí, la Policía Metropolitana desmanteló recientemente lo que sería el mayor centro de comercio ilegal de autopartes del suroccidente colombiano. Durante el operativo se capturó a una persona y se incautaron más de mil partes de vehículos reportados como hurtados. Este golpe evidenció el alcance regional de las redes dedicadas al desguace y venta de piezas robadas.
Las autoridades señalaron que el caso de Jamundí demuestra la necesidad de acciones conjuntas entre municipios. El comercio ilegal no reconoce fronteras, y mientras haya compradores, los delincuentes seguirán operando. Por eso, las campañas de control y sensibilización buscan no solo capturar a los responsables, sino romper la cadena de consumoque sostiene el negocio. La invitación, según los organismos de seguridad, es clara: verificar siempre la procedencia de lo que se compra y denunciar cualquier sospecha.