Turistas y caleños que llegan a la emblemática plazoleta Jairo Varela se encuentran con una sorpresa amarga: las monumentales trompetas, símbolo de la herencia musical de la ciudad, están mudas. Tras más de una semana de desconexión, se ha revelado que el silencio no se debe a un fallo técnico, sino a una decisión del arquitecto Freddy Pantoja, autor de la obra.
Un monumento “prestado” y sin dueño legal
El fondo del problema es un enredo jurídico que se ha arrastrado por cuatro administraciones. Aunque para el mundo las trompetas son el corazón de Cali, legalmente no pertenecen al Distrito. La obra fue diseñada bajo la figura de un concurso para una exposición temporal, pero terminó convirtiéndose en un ícono permanente sin que se formalizara su propiedad.
Pantoja, quien asegura que las trompetas están en perfecto estado, decidió suspender su funcionamiento hasta lograr un acuerdo que garantice la “perpetuidad” del monumento. Según información de la Secretaría de Cultura, la propuesta del artista incluiría un pago anual de 150 millones de pesos por parte de la administración distrital, bajo una figura de arrendamiento o concesión.
El laberinto jurídico de 2025
La situación ha pasado por los escritorios de los alcaldes Guerrero, Armitage y Ospina sin encontrar solución, y llega al cierre de 2025 en un punto muerto. Las exigencias del autor chocan con las limitaciones legales del municipio para adquirir la obra o comprometer recursos bajo los términos solicitados.
- La postura del artista: Pantoja insiste en que el acuerdo debe darse para evitar que la obra se deteriore o desaparezca.
- La postura del Distrito: las autoridades locales señalan que las pretensiones económicas y legales del arquitecto son complejas de cumplir dentro del marco normativo estatal.
Turismo a ciegas y sin salsa
El impacto es directo para el sector turístico. Visitantes de todo el mundo acuden a la plazoleta para vivir la experiencia de entrar en los instrumentos y escuchar los temas clásicos del Grupo Niche, pero hoy solo encuentran silencio.
Mientras el litigio continúa, Cali ostenta un monumento que es motivo de orgullo mundial pero que, en el papel, sigue siendo una pieza prestada que ha decidido callar en el mes más alegre del año.
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