En un ambiente marcado por la nostalgia de la afición y la presión de los movimientos animalistas, las ciudades de Cali y Manizales ponen en marcha sus temporadas taurinas. Estos eventos se desarrollan en un contexto jurídico definitivo: la cuenta regresiva tras la sanción de la Ley 2381 de 2024, que prohíbe las corridas de toros en todo el territorio colombiano a partir de 2027.
La Temporada Taurina de Cali
En la capital del Valle, la Plaza de Toros de Cañaveralejo —monumento nacional y corazón de la cultura taurina en el suroccidente del país— ha programado sus festejos en el marco de la 68 Feria de Cali. A pesar de los debates éticos y la reducción de la frecuencia de estos eventos en los últimos años, la empresa gestora mantiene una nómina de toreros nacionales e internacionales.
- El marco legal: la ley aprobada establece un periodo de transición de tres años para que el Gobierno Nacional diseñe programas de reconversión económica para quienes dependen laboralmente de la tauromaquia.
- Impacto económico: los organizadores defienden la realización de las corridas señalando la generación de empleos directos e indirectos en sectores como el turismo, la hotelería y el comercio informal que rodea la plaza durante los días de feria.
Manizales y el arraigo cultural
Por su parte, la capital de Caldas se prepara para su tradicional Feria de Manizales en enero de 2026. La Plaza de Toros de El Oro sigue siendo uno de los bastiones más fuertes de la tauromaquia en América Latina. La afición manizaleña ha manifestado su intención de “despedir” la actividad con llenos totales, defendiendo la corrida como un patrimonio inmaterial de su región.
El proceso de reconversión
La ley no solo prohíbe la muerte del animal en el ruedo, sino toda la actividad taurina como espectáculo. Los detalles claves de este periodo de transición incluyen:
- Reconversión laboral: el Estado debe garantizar alternativas de ingresos para los empleados de las plazas y ganaderías.
- Transformación de escenarios: lugares como Cañaveralejo deberán adaptar su infraestructura para eventos exclusivamente culturales, deportivos y artísticos que no involucren maltrato animal.
- Homenaje a la cultura: aunque las corridas desaparecen, la ley permite que los museos taurinos y la memoria histórica de la actividad se mantengan bajo criterios educativos.
Mientras los defensores de los animales celebran estas últimas ferias como el fin de una era de “sufrimiento innecesario”, los gremios taurinos advierten sobre el vacío fiscal y cultural que dejará la prohibición en estas ciudades, cuya identidad ha estado ligada al toro durante décadas.
Lea también: Después de semanas apagadas, las trompetas de Jairo Varela vuelven a sonar