La Feria de Cali en su versión 68 confirma que el relevo generacional de la salsa ya está en marcha. En el tradicional desfile del Salsódromo, decenas de niños y niñas de escuelas infantiles de baile ocuparon un lugar protagónico, demostrando que el legado cultural de la ciudad no solo se mantiene vivo, sino que se fortalece con nuevas energías, miradas y talentos en formación.
Estas escuelas barriales se convirtieron en semilleros donde la salsa deja de ser solo espectáculo para transformarse en proceso pedagógico, disciplina artística y proyecto de vida. Cada coreografía evidenció horas de ensayo, compromiso familiar y una conexión profunda con una expresión cultural que identifica a Cali ante Colombia y el mundo.

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Escuelas infantiles: formación, disciplina y herencia cultural
Las academias infantiles que participan en el Salsódromo cumplen un rol clave en la transmisión de saberes. Desde temprana edad, los niños desarrollan coordinación, memoria corporal, trabajo en equipo y sensibilidad artística, al tiempo que interiorizan la historia y el valor simbólico de la salsa caleña como patrimonio cultural.
Este proceso va más allá del baile. Las escuelas se convierten en espacios de contención emocional, socialización y construcción de identidad. Para muchos menores, la salsa representa un canal para expresar emociones, fortalecer la autoestima y encontrar un lugar de pertenencia dentro de su comunidad.
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Historias que nacen en familia y crecen en la pista
Detrás de cada niño que baila hay una historia familiar que impulsa ese camino. Hermanos mayores, primos o referentes cercanos suelen ser el primer contacto con el baile, generando una cadena de aprendizaje que se hereda de forma natural. La salsa, en muchos casos, llega como curiosidad y se queda como pasión.
Participar en el Salsódromo representa para estos pequeños un logro personal y colectivo. Salir a escena, sentir el aplauso del público y compartir el desfile con bailarines experimentados refuerza su confianza y consolida el deseo de seguir perfeccionando su talento, con la ilusión de convertirse en futuros embajadores culturales de la ciudad.

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Salsódromo como apuesta de futuro para Cali
La presencia de escuelas infantiles en el desfile no es solo un gesto simbólico; es una estrategia cultural que garantiza la continuidad del Salsódromo y de la Feria de Cali en el tiempo. Apostarle a la niñez significa proteger una tradición que ha definido la identidad de la ciudad durante décadas.
Con cada paso, estos niños demuestran que la salsa sigue evolucionando sin perder su esencia. La Feria de Cali se reafirma así como un escenario donde pasado, presente y futuro se encuentran, y donde las nuevas generaciones asumen el reto de honrar una herencia que baila al ritmo del corazón caleño.