En un giro impactante durante una audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso sorprendió al afirmar que el entonces Gobernador Álvaro Uribe Vélez estaba plenamente informado sobre la masacre del Aro. Este hecho, ocurrido el 22 de octubre de 1997 en el corregimiento El Aro, Ituango, fue perpetrado por paramilitares del Bloque Mineros de las Autodefensas Unidas de Colombia.
La masacre del Aro dejó una profunda huella en la memoria histórica del país, ya que representó uno de los episodios más sanguinarios del conflicto armado colombiano. Las víctimas de este atroz evento fueron sometidas a actos de violencia extrema por parte de los paramilitares, generando un impacto duradero en la comunidad y sus implicaciones continúan resonando en el ámbito de la justicia transicional.
Las declaraciones de Mancuso, quien en su momento fue una figura central en los grupos paramilitares, añaden una capa adicional de complejidad a la relación entre el expresidente Uribe y los eventos violentos que marcaron esa época. La afirmación de que Uribe estaba al tanto de la masacre plantea interrogantes sobre su posible implicación o conocimiento de acciones ilegales cometidas por grupos paramilitares durante su mandato como Gobernador de Antioquia.
En respuesta a estas acusaciones, Álvaro Uribe utilizó su cuenta de X para desacreditar a Mancuso, calificándolo de “bandido” y sugiriendo que sus declaraciones eran un intento de justificar supuestos beneficios obtenidos a través de la colaboración con la JEP y las FARC. Uribe anunció su intención de agregar estas afirmaciones a las denuncias presentadas en Estados Unidos y ante la Fiscalía de Colombia, marcando una nueva etapa en la confrontación pública entre el expresidente y Mancuso.