En Colombia, el número de jóvenes que optan por el sacerdocio ha disminuido significativamente en los últimos años.
El sacerdocio en Colombia enfrenta un desafío crítico: una notable disminución en el número de jóvenes que deciden seguir este camino. Según datos recientes, la cantidad de seminaristas ha descendido de 2.400 en 2020 a 1.900 en 2022, lo que representa una preocupante tendencia a la baja. Este fenómeno no solo es evidente en las cifras, sino también en los testimonios de aquellos que, a pesar de sentir una fuerte vocación, han decidido abandonar el seminario.
Por esta razón, Edwin Flórez es un ejemplo de esta realidad. Inspirado por las palabras del papa Francisco durante su visita a Colombia en 2017, Flórez decidió dedicarse al sacerdocio tras terminar la secundaria. Sin embargo, dos años después, abandonó el seminario para seguir una carrera universitaria, aunque continúa vinculado a la pastoral en su comunidad.
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El padre Hanners Díaz, formador del Seminario Mayor La Inmaculada Concepción de Girardot, señala que esta tendencia refleja cambios profundos en la sociedad. La influencia de un entorno cada vez más secular, la reducción del tamaño de las familias y la falta de formación religiosa en los hogares son factores que contribuyen a la disminución de vocaciones. “En 2021 se presentó un aumento significativo en la deserción de seminaristas“, indicó el padre Manuel Vega, director de los Departamentos de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Colombia.
La teología y la filosofía desafían creencias personales
La educación y la formación teológica también juegan un papel crucial en la decisión de los jóvenes. Jorge Garzón, un exseminarista, explica cómo el estudio de la filosofía y la teología puede desafiar las creencias personales, afectando la vocación de los aspirantes. Aunque se han realizado esfuerzos para adaptar la formación a las realidades contemporáneas, el impacto de los escándalos eclesiásticos y la falta de testimonio en algunas parroquias continúan siendo obstáculos significativos.
La disminución de vocaciones tiene repercusiones directas en la vida de las comunidades, que ven mermada su participación en los sacramentos y en la vida parroquial. Además, en algunas regiones, la escasez de sacerdotes ha llevado al cierre de parroquias y a la celebración de misas en locales improvisados.
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A pesar de los desafíos, líderes eclesiásticos como el padre Díaz mantienen la esperanza en la resiliencia de la fe. “Con certeza nunca faltarán discípulos, porque la Iglesia arrancó con 12 y floreció“, afirmó. Sin embargo, el camino hacia la revitalización del sacerdocio en Colombia requerirá un esfuerzo concertado para responder a los desafíos culturales, sociales y educativos que enfrenta la Iglesia hoy en día.