El Frente de Guerra Occidental del Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha declarado un paro armado indefinido en las zonas de los ríos San Juan, Sipí y Cajón, ubicadas en el departamento de Chocó, a partir de este sábado 9 de noviembre. A través de un comunicado, el grupo insurgente instó a la población local a acatar la restricción, advirtiendo que cualquier incidente podría ser evitable si se sigue la medida de manera pacífica.
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El anuncio llega pocas horas después de que finalizara una reunión en Caracas, Venezuela, entre la delegación del ELN y el Gobierno colombiano para evaluar la situación de las negociaciones de paz. En el comunicado conjunto publicado al término del encuentro, ambas partes coincidieron en la necesidad urgente de superar los obstáculos que han llevado a una crisis en el proceso de paz y acordaron priorizar un nuevo modelo de negociación para avanzar en los próximos veinte meses del mandato del presidente Gustavo Petro.
Tras atentado se reabren tensiones en los avances de las negociaciones
Este paro armado en Chocó se produce en un momento clave para el proceso de paz, ya que las conversaciones están suspendidas tras un ataque del ELN a una base militar en Puerto Jordán, Arauca, que dejó tres soldados muertos. A pesar de los avances en las negociaciones previas, el reciente atentado reabrió las tensiones y complicó el futuro del proceso.
En otro ámbito relacionado con el ELN, la Fiscalía General de la Nación de Colombia suspendió temporalmente las órdenes de captura contra 11 negociadores de la guerrilla del ELN, incluyendo a Gabriel Yepes Mejía, alias ‘HH’, líder del grupo armado Comuneros del Sur, presuntamente escindido del ELN. La medida, solicitada por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, tiene una vigencia de seis meses y establece una serie de restricciones, como la prohibición de portar armas de fuego o utilizar uniformes de la fuerza pública. Esta decisión se aplica en varias zonas rurales y urbanas, con el fin de facilitar el avance de la Mesa de Diálogos.
El paro armado declarado por el ELN añade un nuevo capítulo a la compleja relación entre el grupo guerrillero y el Gobierno colombiano, en un contexto de tensiones y expectativas sobre el futuro del proceso de paz.