La conservación de los páramos en Colombia enfrenta un desafío crítico, ya que estos ecosistemas son esenciales para la regulación hídrica y la biodiversidad, pero actualmente están en grave peligro debido a factores como el cambio climático y la deforestación. Los frailejones, plantas endémicas de los páramos colombianos, juegan un papel fundamental en estos procesos, pero enfrentan una alta tasa de mortalidad y un lento crecimiento que los hace especialmente vulnerables. En respuesta a esta situación, el grupo empresarial ISA, en alianza con la ONG Cumbres Blancas, ha puesto en marcha un proyecto de conservación enfocado en la creación de viveros en los páramos de Belmira, Antioquia, y Chingaza, Cundinamarca.
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Estos viveros están diseñados para la germinación y siembra de 10.000 frailejones y especies de árboles nativos, con el fin de reponer las poblaciones y apoyar la recuperación de estos entornos. Jorge Andrés Carrillo, presidente de ISA, destacó la relevancia de esta iniciativa en el contexto del llamado del Gobierno colombiano para proteger estos ecosistemas que abastecen de agua a más de 16 millones de personas en el país. La organización espera que, además de contribuir a la conservación, los viveros se conviertan en centros de educación y sensibilización, involucrando a las comunidades locales a través de programas de voluntariado y campañas de concientización.
Degradación en los páramos en el último siglo
Según estudios de la ONG Cumbres Blancas, los páramos colombianos han sufrido una rápida degradación en el último siglo, que también ha llevado a la desaparición de ocho glaciares en el país. Hoy, solo quedan seis glaciares en Colombia, y podrían extinguirse antes de fin de siglo si no se actúa con urgencia. Marcela Fernández, fundadora de Cumbres Blancas, advierte que la pérdida de estos ecosistemas tendría un impacto devastador para las futuras generaciones y para el suministro hídrico del país.
Los frailejones son especialmente importantes en la conservación del agua, ya que absorben grandes cantidades de agua de la niebla y la lluvia, transformándola en agua dulce que alimenta fuentes como quebradas y ríos. Estudios indican que el 70% del agua consumida por los colombianos proviene de los páramos. Además, los frailejones ayudan a mitigar el cambio climático al actuar como sumideros de carbono y proteger el suelo de la erosión.
A través de sus hojas y raíces, los frailejones protegen el suelo de la erosión causada por el viento y la lluvia, ofreciendo además hábitats vitales para la flora y fauna. Las hojas del frailejón tienen propiedades medicinales, empleadas en infusiones que alivian afecciones como el reumatismo, el asma y la tos, y también son alimento para diversas especies de aves. Por su papel integral en la regulación climática, hídrica y cultural, estas plantas son consideradas “guardianas” del ecosistema de los páramos.
Con estos viveros, se espera que la restauración de los frailejones ayude a revertir parcialmente la degradación de los páramos y a generar conciencia en la ciudadanía sobre la importancia de estos ecosistemas únicos, exclusivos de las zonas de alta montaña de los trópicos y esenciales para el bienestar de Colombia.