Armando Benedetti, quien llegó a Roma en febrero de este año para asumir como embajador ante la FAO, regresa a Colombia para ocupar un nuevo cargo como asesor presidencial. El político, conocido por su cercanía con el presidente Gustavo Petro, tuvo a su cargo la reapertura de la embajada colombiana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una misión diplomática cerrada durante más de 20 años.
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La reapertura de la embajada, que le costó al país una inversión significativa, generó controversia debido a la percepción de que se trataba de un puesto creado especialmente para Benedetti. Según fuentes de la oposición, el costo de la reapertura habría superado los 1.200 millones de pesos, sumando tanto el salario del embajador, que recibió aproximadamente 518 millones de pesos durante su tiempo en Roma, como otros gastos asociados a la instalación y operación de la nueva sede diplomática. Entre esos costos, se destaca el alquiler del apartamento del embajador, que alcanzó los 13.200 euros, equivalentes a más de 61 millones de pesos.
El gobierno Petro decidió mantener abierta la embajada
A pesar de las críticas sobre la necesidad de esta embajada, el gobierno de Petro decidió mantenerla abierta. La Cancillería ha confirmado que, tras la salida de Benedetti, la misión continuará operando bajo un encargado diplomático con rango de consejero hasta que se designe un nuevo embajador.
El regreso de Benedetti al país marca un nuevo capítulo en su carrera política. A partir del 26 de noviembre, asumirá su cargo como asesor político del presidente Petro, trabajando estrechamente en la Casa de Nariño, en el mismo piso donde se encuentra la oficina de la directora del DAPRE, Laura Sarabia. Este nombramiento llega en un momento clave, con el gobierno de Petro acercándose a su último año y medio en el poder, mientras Benedetti enfrenta varias investigaciones en la Corte Suprema de Justicia.
