En Colombia, la problemática del consumo de alcohol se está convirtiendo en una alarma para las autoridades de salud. Recientemente, en Bogotá se celebró el foro internacional “Prevención de los Daños del Alcohol” en el marco de la iniciativa Safer, donde se discutieron cifras preocupantes sobre el consumo de esta sustancia. Según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Colombia se encuentra por encima de la media mundial en el consumo de alcohol, con un promedio de cuatro litros de alcohol puro al año por persona.
El consumo de alcohol en Colombia es un tema que afecta a todos los sectores de la población, pero es especialmente alarmante el hecho de que, en promedio, los jóvenes comienzan a consumir esta sustancia a los 13 años. Este dato, revelado por el Ministerio de Salud a través del Estudio Nacional de Consumo en Población Escolar de 2022, resalta un riesgo grave para el desarrollo de los adolescentes, cuyo cerebro aún está en proceso de maduración. Este consumo temprano está relacionado con problemas de comportamiento y dificultades en el aprendizaje y la memoria.
Un fenómeno global
Según la OMS, cada diez segundos una persona fallece en el mundo a causa de enfermedades relacionadas con el alcohol. En las Américas, el consumo de alcohol es 40% superior al promedio global, y en Colombia se estima que aproximadamente 10.000 personas mueren anualmente debido a esta causa. Es un dato escalofriante, que hace urgente la necesidad de políticas públicas para mitigar estos efectos.
El informe del Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud (Proesa) resalta que más del 95% del consumo de alcohol en Colombia se concentra en la cerveza, con 4,03 litros de alcohol puro consumidos anualmente por cada persona mayor de 15 años. Este consumo elevado no solo impacta la salud, sino también la economía y el tejido social del país.
Ante esta alarmante situación, la OMS ha propuesto varias estrategias para reducir el consumo nocivo de alcohol. En el marco de la iniciativa Safer, se busca promover una serie de medidas que incluyan restricciones más severas sobre la disponibilidad del alcohol, el fortalecimiento de la legislación que prohíbe el consumo excesivo y la implementación de intervenciones de salud pública que incluyan el tamizaje y tratamiento a las personas con problemas de alcohol.
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Además, la OMS aboga por aumentar los impuestos al alcohol y fortalecer las políticas para limitar la publicidad, patrocinio y promoción de esta sustancia. Estas medidas están diseñadas para reducir tanto el consumo como los daños que causa el alcohol, que, como se mencionó, está asociado a más de 200 enfermedades, desde trastornos mentales hasta afecciones cardíacas y gastrointestinales.