En Colombia, las motocicletas se han convertido en el medio de transporte más utilizado por millones de ciudadanos. Sin embargo, una realidad preocupante acompaña esta tendencia: el 62,5 % de las motos registradas en el país no cuentan con el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat). Esta situación plantea un enorme desafío no solo para las aseguradoras, sino también para el sistema de salud pública, que enfrenta crecientes costos derivados de la alta accidentalidad.
Felipe, un joven de 23 años con casi una década utilizando motocicletas, toma una postura radical ante este panorama. Desde hace cuatro años decidió no adquirir el Soat como forma de protesta. Según él, los precios son desproporcionados, especialmente para quienes manejan motos de alto cilindraje. Una perspectiva similar tiene Mayra, quien asegura que las tarifas actuales no se ajustan a sus ingresos. “No me alcanza para pagar el Soat ni la técnico mecánica”, comentó, agregando que su moto solo la usa en trayectos cortos.
Por su parte, Juan Esteban, con siete años de experiencia como motociclista, admite que tampoco ve el seguro como una prioridad. Aunque en ocasiones ha sido detenido por las autoridades, afirma que ha logrado resolver la situación sin recibir comparendos. Sin embargo, un accidente lo hizo enfrentar las consecuencias de no contar con la póliza vigente. Con una lesión en la mano y la amenaza de la inmovilización de su vehículo, optó por evitar las urgencias médicas por temor a las sanciones legales.
Estadísticas preocupantes
Los datos refuerzan la gravedad del problema. Al cierre de noviembre de 2024, de los más de 19,6 millones de vehículos registrados en el país, cerca de 9,6 millones carecen de un Soat vigente. Las motocicletas lideran esta evasión, con solo el 37,5% de las 12,1 millones registradas cubiertas por la póliza. Esto resulta especialmente alarmante, considerando que las motos están involucradas en el 88% de los accidentes de tránsito atendidos en el último año, según cifras del Sistema de Información de Registro de Atenciones de Salud (Siras).
Circular sin Soat no solo representa un riesgo financiero y de salud para los conductores, sino que también constituye una infracción legal. Las sanciones incluyen multas equivalentes a 30 salarios mínimos diarios y la posible inmovilización del vehículo. Sin embargo, Gustavo Enrique Morales, presidente de la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda), insiste en que el verdadero problema no es solo la evasión, sino la alta accidentalidad en motocicletas. “Mientras no se reduzcan los siniestros, seguiremos enfrentando una crisis que afecta al sistema económico, social y médico del país”, afirmó.
¿Por qué es necesario el Soat?
El Soat fue diseñado para cubrir gastos médicos y funerarios en caso de accidentes, sin importar si la víctima es conductor, pasajero o peatón. Morales, destaca que este seguro garantiza una atención integral e inmediata. Desde el traslado en ambulancia hasta las intervenciones médicas más complejas, los recursos provienen de este mecanismo obligatorio. Morales también subraya que la falta de cobertura no solo implica un riesgo para los conductores, sino que genera un impacto económico significativo para el sistema de salud.
En 2023, las aseguradoras desembolsaron más de 2,6 billones de pesos para atender a víctimas de accidentes de tránsito. Durante 2024, esta cifra ya supera los 2 billones, con un costo promedio por accidente de 41,2 millones de pesos. Este monto incluye desde el traslado inicial en ambulancia (casi $412.700) hasta indemnizaciones por fallecimiento, que alcanzan los 32,5 millones de pesos. Si la víctima sufre una incapacidad total, los costos pueden superar los 65 millones de pesos.
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En ese sentido, el panorama es claro: sin una intervención estructural que abarque educación vial, reducción de costos y medidas más estrictas de control, el Soat seguirá siendo un tema pendiente en la agenda nacional. Mientras tanto, millones de motociclistas continúan exponiéndose a riesgos que podrían evitarse con una póliza vigente.