En una histórica decisión, la Corte Constitucional de Colombia puso fin al monopolio de aguardiente que existía en varias regiones del país, resolviendo una de las disputas comerciales más importantes en la historia reciente. El fallo, que llegó tras una votación dividida en la Sala Plena, concluyó que la Ley 1816 de 2016, que otorgaba a las licoreras de cada departamento el poder de bloquear la llegada de aguardientes de otras zonas del país, era inconstitucional.
La Corte determinó que esta normativa violaba la libertad económica y la libre competencia, pues restringía por completo la capacidad de los consumidores para elegir entre distintas marcas de aguardiente. “Las normas acusadas exceden lo que señala la Constitución al permitir monopolios que restringen de manera arbitraria la libertad de elección de los consumidores”, señaló el fallo, resaltando que este tipo de regulaciones no tienen cabida en un sistema que promueve la libre competencia.
Este caso, que había generado un amplio debate entre expertos jurídicos y comerciales, también reveló una fuerte división entre los intereses de los departamentos. Los defensores del monopolio argumentaron que este sistema garantizaba ingresos importantes para las regiones, mientras que los opositores sostuvieron que limitaba la libertad de los ciudadanos y fomentaba el mercado ilegal. En la audiencia pública, destacados juristas y funcionarios, como el exsuperintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo, pidieron a la Corte que declarara inexequible la ley, alegando que su aplicación vulneraba derechos fundamentales de los consumidores.
Desafíos para los departamentos y la industria licorera
Con la sentencia de la Corte, los departamentos ya no podrán impedir la comercialización de aguardientes provenientes de otras regiones, lo que podría generar importantes cambios en la dinámica del mercado licorero. Gobernadores como Dilian Francisca Toro, del Valle, defendieron la continuidad del monopolio, argumentando que este ha sido clave para el crecimiento de las ventas y la generación de ingresos locales. Sin embargo, el gobernador de Caldas, Henry Gutiérrez, destacó que la apertura del mercado fomentaría la competencia y reduciría el contrabando y la adulteración de productos.
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Este fallo no solo marca un hito en la política económica de Colombia, sino que también refleja una creciente preocupación por el equilibrio entre el control estatal y las libertades comerciales. A partir de ahora, los consumidores podrán elegir libremente entre los diferentes tipos de aguardiente disponibles en el mercado, lo que promete una nueva era de competencia en un sector que había estado dominado por las licoreras locales.