La crisis migratoria que ha afectado a América Latina en los últimos años sigue teniendo repercusiones en las poblaciones cercanas al Tapón del Darién, el paso más peligroso y remoto que conecta Colombia con Panamá. A pesar de los esfuerzos internacionales para frenar el flujo migratorio, Necoclí, un pequeño municipio colombiano de 70.000 habitantes, sigue siendo uno de los puntos más transitados por miles de personas que buscan continuar su travesía hacia Estados Unidos.
Con una ubicación estratégica cerca de Capurganá y el acceso al Darién, Necoclí ha visto cómo su economía ha cambiado drásticamente desde 2021. Pobladores locales han dejado atrás sus tradicionales actividades pesqueras y agrícolas para crear “emprendimientos” ligados directamente a la migración. Carlos Rojas, secretario de Turismo de Necoclí, explicó que la proximidad con Capurganá favoreció el crecimiento del comercio, ayudando a transformar el municipio en un “punto expedito” para los migrantes.
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Uno de los principales servicios que se ofrece a los migrantes es el denominado “paquete”, que por un precio de 350 dólares (alrededor de 1.400.000 pesos colombianos), les garantiza alojamiento, comida, transporte en lancha, y un guía que los acompaña hasta el comienzo del Tapón del Darién. Este servicio organizado es una solución para quienes buscan avanzar rápidamente en su camino, sin tener que preocuparse por la logística del viaje. Migrantes como José Gutiérrez, venezolano, relatan cómo el paquete les proporcionó una experiencia sin mayores complicaciones, incluso en situaciones imprevistas como cambios en las condiciones del clima.
Migrantes en Necoclí preguntan por el ‘famoso paquete’
El negocio es claro; los migrantes llegan a Necoclí, preguntan por el paquete y el municipio les proporciona lo necesario para continuar su travesía. En los últimos años, la oferta hotelera ha aumentado, con casas convertidas en hostales y el incremento de botes en los puertos improvisados. Algunos de estos hostales pueden costar más según el presupuesto de cada migrante, con asiáticos pagando por alojamientos mejor equipados y venezolanos y haitianos eligiendo opciones más económicas, incluso compartiendo habitaciones.
A pesar de la situación, los residentes de Necoclí están adaptándose a esta nueva realidad económica. El propietario de un hostal reveló que las ganancias obtenidas han sido tan significativas que le han permitido expandir su negocio. Con todas las camas ocupadas, este empresario podría llegar a ganar hasta 160 dólares al día, un ingreso considerable en una zona que históricamente no ha sido turística.
Sin embargo, el optimismo sobre el futuro no está exento de incertidumbre. Aunque la llegada de migrantes ha caído desde la presidencia de Donald Trump, el turismo podría jugar un papel fundamental en la consolidación de la economía de Necoclí a largo plazo. “Estamos preocupados porque ya no hay tantos como hace un año, pero confiamos en que, por otro lado, aumente el turismo”, comentó un residente.
Necoclí se enfrenta a un futuro incierto, pero lo que está claro es que la migración ha reconfigurado por completo la dinámica de este municipio costero, convirtiéndolo en un centro de negocios que depende de los desplazamientos de miles de migrantes que cruzan el Darién.