Lo que debía ser un día de conmemoración y lucha por los derechos de las mujeres terminó empañado por la violencia. En dos ciudades distintas, dos jóvenes fueron asesinadas en hechos que han desatado indignación y un llamado urgente a la acción.
En la madrugada del 8 de marzo, la tranquilidad de Puerto Boyacá se rompió con un hecho atroz. Paola Rivera, de 28 años, fue víctima de un ataque fatal en su propia casa. Según las primeras versiones, su pareja sentimental la habría agredido con un arma blanca, causándole heridas mortales.
La noticia se propagó rápidamente y generó reacciones de rechazo en la comunidad. Angélica Rubiano, secretaria de Gobierno municipal, expresó su contundente condena al crimen y reiteró la importancia de la denuncia como herramienta clave para combatir la violencia de género.
Rechazamos de manera contundente cualquier tipo de actos de violencia en contra de las mujeres de nuestro municipio. Y de igual manera invitamos a toda la comunidad a hacer parte activa a través de la denuncia para erradicar este tipo de flagelos.
Las autoridades han iniciado la búsqueda del presunto agresor, quien habría intentado escapar tras el ataque. La comunidad exige justicia y acciones concretas para evitar que casos como este sigan ocurriendo.
Una desaparición que terminó en tragedia en Ibagué
Mientras en Puerto Boyacá la comunidad lloraba la muerte de Paola Rivera, en Ibagué se vivía otra pesadilla. La familia de Sharit Alexandra Ciro, una joven de 19 años, la reportó como desaparecida el 7 de marzo. La buscaron desesperadamente, sin imaginar que al día siguiente encontrarían su cuerpo sin vida en una zona boscosa entre Cañaveral y la urbanización Las Esperanzas.
La alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda, se pronunció con profunda indignación, asegurando que no descansará hasta que se esclarezca lo ocurrido y se haga justicia. “Le arrebataron la vida, le truncaron sus sueños. No permitiremos que quede impune”, afirmó.
Frente a estos hechos, las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres han insistido en la necesidad de fortalecer las políticas de prevención, mejorar la respuesta institucional y garantizar justicia para las víctimas.
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El 8 de marzo, que debería ser un día de reivindicación y esperanza, dejó en evidencia que la lucha por la vida y la seguridad de las mujeres sigue siendo urgente. Paola y Sharit se suman a una lista de víctimas que el país no puede olvidar.
