El Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) en Colombia enfrenta serios desafíos, ya que el 62,5 % de las motos circula sin esta póliza. Esto genera un alto riesgo tanto para conductores, peatones y otros vehículos, afectando la seguridad vial y la economía del sistema de salud.
El alto porcentaje de evasión del Soat pone en evidencia un problema estructural que va más allá de la falta de cultura vial. El alto costo del seguro provoca que millones de motociclistas opten por circular sin esta cobertura, exponiéndose a riesgos legales y financieros.
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El alto costo del seguro es una de las principales razones que llevan a muchos motociclistas a no adquirirlo. Para Felipe, un joven de 23 años que lleva casi una década utilizando motocicleta, el precio es excesivo e injusto, especialmente para aquellas de alto cilindraje. “No tengo Soat como una forma de protesta”, afirma, explicando que su situación económica no le permite cubrir el costo anual.
Por otro lado, Mayra, otra conductora habitual, considera que pagar el seguro no es una prioridad en su día a día, ya que su motocicleta se utiliza principalmente para recorridos cortos. “El dinero no me alcanza para el Soat y la revisión técnico-mecánica”, comenta, evidenciando la carga financiera que muchos enfrentan.
Aunque algunos conductores han logrado evitar sanciones mediante acuerdos informales con autoridades de tránsito, los problemas emergen cuando ocurre un accidente. Juan Esteban, motociclista desde hace siete años, sufrió una caída con lesiones en la mano mientras su seguro estaba vencido. Optó por no acudir a urgencias para evitar la inmovilización del vehículo, exponiéndose a riesgos mayores por falta de asistencia médica.
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El costo de la evasión: una carga para el sistema de salud
La Agencia Nacional de Seguridad Vial alerta sobre el elevado índice de accidentalidad en motocicletas, que representan el 88 % de los casos atendidos por aseguradoras en 2024. Esto significa que de un millón de víctimas reportadas, la gran mayoría estaban relacionadas con este tipo de vehículo.
El presidente ejecutivo de Fasecolda, Gustavo Enrique Morales, considera que la situación se ha convertido en un problema de salud pública urgente. “La mayoría de las víctimas son jóvenes de entre 18 y 29 años”, señala, destacando que el Soat fue diseñado como una herramienta de protección para cualquier persona involucrada en un siniestro vial.
Sin embargo, la falta de cobertura genera un alto impacto económico. Durante el año 2023, las aseguradoras desembolsaron más de 2,6 billones de pesos en atención a víctimas de accidentes de tránsito, y en 2024 esa cifra alcanzó los 2 billones de pesos hasta diciembre. Los costos asociados a un accidente pueden superar los 65 millones de pesos, incluyendo atención médica, traslados en ambulancia e indemnizaciones en caso de fallecimiento.
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El dilema de los recursos y las soluciones propuestas
El financiamiento de estos gastos proviene de una “bolsa común” alimentada por quienes sí pagan su seguro. La alta evasión también compromete los recursos estatales, ya que la Adres ha desembolsado más de 850 mil millones de pesos en cinco años para cubrir siniestros de vehículos no identificados o sin Soat.
El gobierno ha intentado reducir la evasión con descuentos y políticas diferenciales, como los decretos 2497 de 2022 y 2312 de 2023, que rebajaron un 50 % el costo del seguro para motocicletas de bajo cilindraje. Aunque se logró un aumento en la adquisición de pólizas, el incremento fue mínimo en comparación con la magnitud del problema.
