Yoko, el último chimpancé en cautiverio en Colombia, fue trasladado desde el Bioparque Ukumarí en Pereira hasta el santuario Sorocaba en Sao Paulo, Brasil. Este traslado fue posible gracias a la colaboración de diversas instituciones, entre ellas la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER), Avianca y la Fuerza Aérea Colombiana.
Y es que Yoko el chimpancé llegó a Colombia por el capricho de un narcotraficante, que pago una gran suma de dinero para que traficantes de fauna silvestres le capturaran en su hábitat de origen. A su llegada al país, Yoko pasaría un largo periodo de tiempo viviendo en un apartamento, rodeado de lujos y aprendiendo comportamientos humanos como fumar, montar en moto y ver televisión.
Sin embargo, tras la muerte de su dueño, las autoridades incautaron al chimpancé en un circo de Cúcuta y lo trasladaron a un hogar de fauna en Cali. Finalmente, en junio de 2018, fue reubicado en el Bioparque Ukumarí de Pereira, donde permaneció durante los últimos siete años.
Lea también: Así reclutaba alias “Camilo” a menores en redes sociales
El nuevo hogar de Yoko.
A pesar de que el Chimpancé contaba con los mejores cuidados en Bioparque de Pereira, luego del trágico incidente en donde fallecieron sus compañeros de Pancho y Chita, abatidos por escaparse del Ukumarí, se tomó la decisión de buscarle un mejor hogar a Yoko, en donde pudieran interactuar con más miembros de su especie.
Siendo así, desde el Bioparque se trabajo durante meses para tener toda la documentación y permisos requeridos listos. Finalmente, en los recientes días, Yoko pudó emprender su viaje a Sorocaba, una ciudad brasileña que se ha convertido en un refugio para grandes primates que han sufrido “traumas” durante su paso por zoológicos y circos.
“La vida de Yoko ha sido trágica, siendo tan solo un bebé fue víctima de los traficantes de animales que lo llevaron a manos de un narcotraficante que lo tuvo varios años y lo sometió a un violento proceso de impronta“, expresó la senadora animalista Andrea Padilla, una de las personas que lideró el proceso de traslado.
Ahora Yoko, de 38 años de edad, habitará en su nuevo hogar junto a otros 50 chimpancés, algo crucial para su bienestar social y emocional, después de una vida marcada por el aislamiento. Además, aseguró que: “Presentaré la Ley Yoko para que Colombia sea el primer país en declararse libre de grandes simios en cautiverio y en reconocerles a estos homínidos sus derechos a la vida y a la libertad”.