Según una investigación de El Espectador, cada año cientos de crías de animales silvestres quedan huérfanas debido a la acción humana. Atropellamientos, tráfico ilegal y la destrucción de su hábitat son algunas de las principales causas de su abandono. Sin la protección materna, muchas de estas crías tienen pocas posibilidades de sobrevivir en su entorno natural, lo que hace indispensable la intervención de centros especializados en su rehabilitación y crianza artificial en Colombia.
Organizaciones ambientales han desarrollado programas de crianza artificial para ofrecer a estos animales una segunda oportunidad. En estos espacios, especialistas les proporcionan alimentación adecuada, control de temperatura y estimulación sensorial. Todo esto con el objetivo de prepararlos para su reintroducción en la naturaleza, garantizando que puedan desenvolverse de manera autónoma en su hábitat.
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Proceso complejo y especializado en la crianza artificial de fauna
Criar animales silvestres en cautiverio no es una tarea sencilla. Cada especie requiere cuidados específicos que imiten lo más posible las condiciones naturales. Por ejemplo, los mamíferos reciben fórmulas lácteas diseñadas para reemplazar la leche materna, mientras que las aves siguen un protocolo de alimentación que simula la regurgitación parental. Estos cuidados buscan reducir el impacto del cautiverio y favorecer un desarrollo saludable.
Los expertos en fauna silvestre utilizan diversas estrategias para evitar que los animales se habitúen a la presencia humana. Métodos como la crianza a ciegas, el uso de sustitutos maternos y la minimización del contacto con personas ayudan a prevenir la impronta, un fenómeno que dificulta la reinserción de los animales en su entorno natural. Gracias a estos esfuerzos, muchas especies logran regresar a su hábitat con éxito.
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Especies beneficiadas con la crianza asistida
La crianza artificial ha sido clave en la recuperación de numerosas especies amenazadas en Colombia. Animales como perezosos, tamandúas, zorros y tigrillos son rescatados con frecuencia por autoridades ambientales. Con las aves rapaces y psitácidas, se implementan programas especializados para su rehabilitación, debido a sus complejas necesidades de alimentación y desarrollo.
En distintas regiones del país, especies como nutrias, mapaches y zarigüeyas también reciben atención. En áreas urbanas, la expansión de la infraestructura y el contacto con mascotas domésticas ponen en peligro a muchas crías, que terminan en centros de rehabilitación. La crianza artificial se convierte así en un recurso vital para garantizar su supervivencia y devolverlos al ecosistema en condiciones óptimas.
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Retos y desafíos en la rehabilitación
A pesar de los avances en la crianza asistida, existen múltiples desafíos en su implementación. Uno de los principales problemas es la falta de recursos económicos y logísticos. Las corporaciones ambientales dependen de financiamiento limitado, lo que dificulta la adquisición de insumos especializados, como fórmulas alimenticias y equipos de monitoreo.
Otro reto importante es la necesidad de infraestructuras adecuadas para la crianza y rehabilitación de cada especie. Espacios que simulen su hábitat natural, tecnología para controlar sus condiciones de vida y protocolos de reinserción bien estructurados son esenciales para garantizar el éxito del proceso. Sin estas condiciones, la reintegración a la naturaleza puede verse comprometida.
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Futuro de la crianza artificial en Colombia
La crianza artificial de fauna silvestre seguirá evolucionando con el tiempo. Nuevas investigaciones buscan optimizar los protocolos de rehabilitación y mejorar las tasas de éxito en la reintegración de los animales a su entorno natural. Métodos como el uso de padres sustitutos y el monitoreo con tecnologías avanzadas permitirán un seguimiento más preciso de los individuos liberados.
Para garantizar la efectividad de estos programas, la concienciación ciudadana juega un papel fundamental. Reducir la intervención humana en la vida silvestre y fomentar prácticas de conservación permitirá que menos crías queden huérfanas. Con el compromiso de la sociedad y el fortalecimiento de estos programas, Colombia podrá seguir protegiendo su biodiversidad y ofreciendo una segunda oportunidad a los animales que más lo necesitan.