Una escena aterradora rompió la tranquilidad de la vereda San Andrés, en Chinchiná (Caldas), donde una niña de 13 años corrió por caminos rurales, envuelta en una sábana y con cinta en su cabeza, tras lograr escapar de quien debía protegerla: su padrastro. La menor fue hallada por vecinos, aturdida, sin aliento y con una frase que aún retumba en la zona: “Me violó y me iba a matar”.
Detrás de esa fuga desesperada hay un caso que ha conmocionado al país. El presunto agresor es identificado como José Ramírez, un pastor evangélico conocido en la comunidad por su papel como guía espiritual. Su captura por parte de ciudadanos y posterior entrega a las autoridades desató tanto indignación como un debate judicial; a pesar del relato de la menor y el hallazgo de un hueco cavado detrás de la finca donde fue retenida, no se le imputó tentativa de feminicidio.
Una huida que evitó una tragedia
Los hechos ocurrieron cuando el hombre llevó a la niña a una finca bajo el pretexto de mostrarle un terreno que sería un regalo para su madre. Ya en el lugar, según versiones recogidas por testigos, puso música cristiana a alto volumen, la amarró y la sometió sexualmente. Los vecinos aseguran que la menor logró escapar durante un descuido y pidió auxilio con la mirada, ya que tenía cinta en la boca y el cuello. “Estaba perdiendo el conocimiento”, relató uno de quienes la socorrió.
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El agresor intentó huir en una camioneta, pero terminó accidentado y fue capturado en zona rural del vecino municipio de Santa Rosa de Cabal. Aunque recibió golpes por parte de ciudadanos enfurecidos, la Policía intervino rápidamente para evitar un linchamiento y trasladarlo a un centro asistencial, antes de su detención formal.
Durante la investigación, las autoridades hallaron un hueco de aproximadamente un metro de profundidad cerca de la vivienda. Para muchos, este descubrimiento refuerza la idea de que el hombre no solo planeaba agredir sexualmente a la menor, sino desaparecerla tras asesinarla.
