Las tropas del Ejército Nacional descubrieron una sofisticada forma de rastreo utilizada por organizaciones narcotraficantes en Colombia. La incautación de casi tres toneladas de marihuana y 350 kilos de clorhidrato de cocaína en el municipio de Paz de Ariporo, Casanare, puso al descubierto una nueva modalidad. Cada paquete de droga estaba marcado con un código QR, lo que marca un salto en el uso de tecnología por parte del crimen organizado.
La Décima Sexta Brigada del Ejército adelantó una operación encubierta basada en inteligencia militar. Tras seguir durante semanas los movimientos de redes narcotraficantes en la región, las tropas interceptaron dos vehículos en una vía secundaria de alta circulación para el tráfico ilícito. Los soldados hallaron dentro el gigantesco cargamento de estupefacientes. Las autoridades calcularon que su valor superaría los 5.800 millones de pesos en el mercado europeo, donde los narcotraficantes planeaban comercializarlo. El Ejército ejecutó el procedimiento sin intercambiar disparos y capturó en el lugar a cuatro personas, tres hombres y una mujer, presuntos responsables de la logística del envío.
Tecnología al servicio del narcotráfico
Lo que más sorprendió a los militares no fue la cantidad de droga, sino cómo estaba embalada. Cada bloque de droga llevaba adherida una etiqueta con un código QR, que al ser escaneados bajo estrictas medidas de seguridad digital, redirigían a páginas web activas. En estos sitios aparecían logotipos vinculados con distintas estructuras criminales que operan en la región.
El uso de códigos QR sugiere un sistema de trazabilidad interna entre bandas. Esto permitiría identificar a qué grupo pertenece cada cargamento. También facilitaría el control de rutas, evitaría pérdidas o duplicaciones y ayudaría a resolver disputas por cargamentos interceptados.
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“Estamos viendo cómo estas organizaciones implementan tecnología para mantener el control de su negocio criminal“, afirmó el coronel Carlos Mauricio Peña, comandante de la Décima Sexta Brigada.
Los detenidos fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la Nación y se espera que enfrenten cargos por tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y concierto para delinquir. Esta incautación confirma que el narcotráfico en Colombia no solo se adapta, sino que evoluciona con rapidez. Ahora, la lucha no solo se libra en las selvas, sino también en el ciberespacio.