Este sábado 24 de mayo, el presidente Gustavo Petro asistirá a la posesión de Daniel Noboa como mandatario de Ecuador. La visita oficial representa un giro significativo en la postura del gobierno colombiano, pues hasta ahora el jefe de Estado no había reconocido públicamente la reelección del mandatario ecuatoriano. La presencia de Petro en Quito ha despertado gran expectativa en el ámbito diplomático regional. El viaje ocurre semanas después de que el presidente colombiano desautorizara a su canciller, Laura Sarabia, quien había felicitado a Noboa por su triunfo en las urnas.
En su momento, Petro solicitó al gobierno ecuatoriano publicar las actas de votación, alegando irregularidades señaladas por la Organización de los Estados Americanos (OEA). Según el mandatario colombiano, no era posible hablar de elecciones libres bajo estado de excepción en siete provincias. También criticó el uso de recursos públicos durante la campaña y la intervención de fuerzas militares en el proceso electoral.
“No puedo reconocer las elecciones en Ecuador”, escribió en su cuenta de X. Su declaración causó polémica, sobre todo al compararse con la posición más ambigua de Colombia frente a los comicios en Venezuela.
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Reencuentro diplomático
Petro y Noboa ya se habían visto recientemente en Roma. Ambos participaron en la ceremonia del inicio del pontificado del papa León XIV en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, la visita de este sábado tiene un carácter formal que implica un gesto de legitimación tácita hacia el nuevo gobierno ecuatoriano. Fuentes oficiales han confirmado que el presidente Petro viajará acompañado por la canciller Sarabia. Se espera que durante la jornada, además de asistir al acto de posesión, mantenga un breve encuentro bilateral con Noboa para hablar sobre temas clave de la agenda binacional, como seguridad fronteriza, migración y comercio.
La elección de Noboa marcó un hito político en Ecuador, tras una campaña marcada por la violencia y la incertidumbre institucional. Aunque el margen de su victoria fue amplio, las condiciones del proceso generaron dudas en algunos sectores internacionales. Petro fue uno de los pocos mandatarios de la región en expresar abiertamente su desconfianza.
La asistencia a la posesión en Ecuador sugiere una reconsideración de su postura inicial. También refleja la necesidad de mantener canales diplomáticos abiertos con los gobiernos vecinos, especialmente en un momento de reacomodo político en América Latina.
