CW+ Noticias realizó la encuesta ‘Guajira Va’ del 29 de mayo al 11 de junio de 2025 para conocer de cerca la opinión de los habitantes de cinco municipios de La Guajira: Riohacha, Uribia, Maicao, Manaure y San Juan del Cesar. Se aplicaron 1.072 encuestas efectivas a hombres y mujeres mayores de 18 años, de todos los estratos socioeconómicos, usando un muestreo aleatorio en zonas urbanas y rurales. Los resultados revelan una ciudadanía que, aunque esperanzada en algunos aspectos, también expresa frustración, inseguridad y un llamado claro a que sus autoridades respondan con mayor eficacia.
Gestión de mandatarios: la lectura de la opinión ciudadana
Uno de los puntos más contundentes de la encuesta tiene que ver con la evaluación de los mandatarios locales y nacionales. El presidente Gustavo Petro obtiene una aprobación del 49,1%, con una desaprobación del 44,6%. Si bien mantiene una base de respaldo importante, el nivel de rechazo indica que sus decisiones no están siendo plenamente acogidas en el territorio guajiro, un lugar que tradicionalmente ha tenido una relación distante con el poder central.
En contraste, el gobernador Jairo Aguilar Deluque emerge con una imagen sólida ante la opinión pública: el 57,6% de los encuestados respalda su gestión, una cifra que lo ubica por encima del promedio nacional. Esta aprobación podría atribuirse a su cercanía con las comunidades y a la forma en que ha visibilizado los retos del departamento a nivel nacional. Solo un 26,4% desaprueba su mandato.
En cuanto a su imagen, el 62,2% de los ciudadanos manifiesta tener una percepción positiva del gobernador Jairo Aguilar Deluque, mientras que el 33,8% expresa una imagen negativa.
En el plano municipal, los liderazgos son disímiles. Jaime Luis Buitrago, alcalde de Uribia, es quien más respaldo genera, con un impresionante 72% de aprobación y una desaprobación del 18,8%. Esta cifra podría explicarse por la presencia institucional que ha tenido su gobierno en una zona golpeada históricamente por el abandono estatal. También se destaca Cubita Enrique Camilo Urbina, alcalde de San Juan del Cesar, con una aprobación del 64% y una desaprobación del 24%, demostrando que su gestión ha calado positivamente en la comunidad.
Genaro Redondo Choles, alcalde de Riohacha, enfrenta una gestión dividida ante la opinión pública. Con una aprobación del 45,2% y una desaprobación del 42,7%, los ciudadanos parecen tener opiniones encontradas sobre su liderazgo. La falta de resultados contundentes y la persistencia de problemáticas estructurales como el acceso al agua y la pobreza urbana podrían estar influyendo en esta percepción ambigua.
Jhon Galvi Pimienta, alcalde de Manaure, logra consolidar una imagen favorable entre sus habitantes, con una aprobación del 48,7% y una desaprobación del 39,5%. Esta valoración positiva sugiere que sus políticas han tenido aceptación, especialmente en temas de servicios básicos y programas sociales en una de las zonas más vulnerables del departamento.
Sin embargo, la situación es adversa para Miguel Aragón, alcalde de Maicao, quien registra una aprobación del 39,3% y una desaprobación del 53,7%. Esta cifra alerta sobre una crisis de confianza que podría tener efectos en la gobernabilidad. Las críticas ciudadanas se relacionan, según los grupos focales, con problemas persistentes en seguridad, servicios y falta de comunicación efectiva con la comunidad.
El pulso emocional de La Guajira: entre esperanza, tristeza y preocupación
La encuesta también reveló el complejo entramado emocional que atraviesa la población guajira frente a la situación actual de su departamento, su país y sus ciudades. A nivel departamental, la esperanza prevalece, manifestada por el 36,9% de los encuestados, aunque esta se mezcla con sentimientos profundos de tristeza (31,4%) y miedo o inseguridad (13,1%). La frustración (7,4%) y la rabia (6,2%) también están presentes, mientras que la ansiedad, la indiferencia y el orgullo ocupan porcentajes menores, reflejando un estado de ánimo que combina expectativas y vulnerabilidades.
Cuando se les preguntó sobre la situación del país, la esperanza se mantiene pero con un leve descenso, alcanzando el 32,6%. Sin embargo, la tristeza es igualmente significativa (31%) y el miedo e inseguridad crecen hasta el 18,8%, acompañados de frustración (7,6%) y rabia (7,1%), lo que subraya la inquietud que genera el panorama nacional en la región.
En las ciudades la complejidad emocional se manifiesta con matices propios. En Riohacha, la tristeza predomina con un 36%, superando a la esperanza, que se sitúa en un 33,7%. Aquí también se registran niveles notables de frustración (9,3%) y rabia (8,4%), que expresan la tensión en la capital departamental.
Uribia refleja un panorama similar, pero con un peso aún mayor de la tristeza (42,4%) que sobrepasa con claridad la esperanza (37,2%). A pesar de esto, el miedo y la inseguridad bajan a un 5,2%, aunque la rabia (6,8%) y la frustración (3,2%) continúan presentes.
Maicao presenta la imagen más preocupante, donde el miedo e inseguridad alcanzan un alarmante 37,9%, el sentimiento más alto de la región. La esperanza cae al 23,4%, mientras que la tristeza baja al 19,6%. La frustración y la ansiedad aumentan también (9,3% y 2,8%, respectivamente), reflejando una ciudadanía afectada por la incertidumbre y los problemas que persisten en esta ciudad.
Manaure, por su parte, muestra un contraste más alentador, con una mayoría clara que siente esperanza (56,6%), mientras que la tristeza disminuye al 15,8% y el miedo se mantiene bajo (7,9%). La frustración (9,9%) y la ansiedad (3,3%) acompañan este cuadro emocional, mostrando una comunidad que, aunque optimista, no está exenta de preocupaciones.
Finalmente, San Juan del Cesar se posiciona también con una esperanza alta (47%), aunque la tristeza aún afecta al 37% de sus habitantes. El miedo e inseguridad, la frustración y la rabia son sentimientos presentes, aunque en menor proporción, apuntando a un equilibrio emocional que busca fortalecerse.
Este complejo mosaico de emociones revela una población que no solo evalúa la realidad desde la razón, sino que la siente profundamente, con una mezcla de esperanza, miedo y frustración que evidencia la urgencia de respuestas concretas por parte de sus autoridades.
Lo que realmente importa: prioridades de vida de los guajiros
La encuesta también abordó qué es lo más importante en la vida cotidiana de los habitantes. La respuesta es reveladora: el 52% señaló que lo principal es garantizar un buen futuro para sus hijos o familia. Esta cifra refleja una visión comunitaria que pone por delante el bienestar colectivo y familiar antes que intereses individuales.
El empleo y los ingresos estables (47,8%) también son una prioridad, una preocupación histórica en una región donde el trabajo formal es escaso y el rebusque predomina. El deseo de vivir en paz (32,6%) aparece en tercer lugar, lo que remite a la necesidad de tranquilidad ante un contexto que, para muchos, sigue marcado por la violencia, los conflictos interétnicos y las tensiones sociales.
Aspectos como la independencia personal (22,1%) o el cuidado del medio ambiente (6,3%) tienen menor peso en la escala de preocupaciones, aunque son temas emergentes, especialmente entre los jóvenes, que comienzan a ver en la acción climática y la autonomía personal un camino hacia el futuro.
Sin embargo, un hallazgo significativo es que el 3,2% de los encuestados considera fundamental sentirse parte de la sociedad y escuchado en las decisiones importantes. Este dato, aunque menor en porcentaje, refleja una necesidad profunda de participación, inclusión y reconocimiento por parte de las instituciones y la comunidad.
El Malecón de Riohacha: expectativas y realidades
Uno de los temas específicos abordados fue el Malecón de Riohacha, un proyecto que ha generado debate. El 49,2% cree que impulsará la economía al generar empleo y oportunidades comerciales. Un 27% espera que atraiga más turismo y un 15,9% valora el aspecto cultural y recreativo. Sin embargo, un 4,8% no ve beneficios claros.
Este dato muestra que, aunque la mayoría ve con buenos ojos la obra, existe una porción de la población escéptica. Para que el proyecto cumpla sus expectativas, será clave una buena ejecución, acceso equitativo y sostenibilidad ambiental.
Finalmente, la encuesta ‘Guajira Va’ ofrece una radiografía social, política y emocional de La Guajira. Los ciudadanos no son indiferentes a lo que ocurre: observan, evalúan, sienten y esperan. La esperanza sigue presente, pero no es ingenua; está acompañada por la desconfianza, la tristeza y el miedo. Los mandatarios con buena aprobación deben saber que esa confianza es frágil y puede cambiar rápidamente; aquellos con alta desaprobación deben verlo como un llamado urgente a corregir el rumbo.
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Más allá de cifras, la encuesta muestra a una ciudadanía que desea vivir con dignidad, con trabajo, con paz y con futuro. Escuchar sus voces es el primer paso para gobernar con legitimidad y pertinencia.