La más reciente encuesta de Invamer, publicada el 17 de junio, revela que la desaprobación del presidente Gustavo Petro ha escalado al 64%, su nivel más alto desde que asumió el poder. Solo un 29% de los colombianos aprueba su gestión, en una caída que se refleja especialmente en los segmentos sociales que tradicionalmente lo respaldaban: los jóvenes y los estratos bajos.
En abril, Petro contaba con un 57% de desaprobación y un 37% de aprobación, cifras que ya evidenciaban desgaste. Sin embargo, el nuevo estudio confirma una aceleración en la pérdida de apoyo, con caídas significativas entre los votantes de 18 a 24 años, donde la aprobación descendió de 54% a 41% y la desaprobación subió diez puntos, llegando al 49%. Una tendencia similar se observa en los estratos 1 y 2, donde el rechazo al mandatario aumentó del 52% al 62%.
La capital antioqueña se consolida como el epicentro del descontento: en Medellín, el 81% de los encuestados desaprueba el gobierno. En Bucaramanga, la cifra alcanza el 72%, en Cali obtuvo una desaprobación de 51% y en Bogotá, el 64%.
Preocupación generalizada por el rumbo del país
El pesimismo se ha instalado entre la ciudadanía. Un 73% considera que Colombia va por mal camino, y las cifras lo respaldan: el 83% cree que el costo de vida está empeorando; el 89% opina lo mismo sobre la seguridad; y el 75% señala un deterioro en la lucha contra la corrupción.
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En paralelo, las reformas propuestas por el gobierno tampoco logran conquistar respaldo popular. El 58% de los encuestados dice estar en desacuerdo con ellas, mientras apenas un 34% las respalda. Además, persisten sospechas sobre posibles intenciones reeleccionistas: un 65% cree que Petro busca cambiar la Constitución para perpetuarse en el poder, percepción que crece tras sus recientes declaraciones sobre una Asamblea Nacional Constituyente.
Un futuro incierto para el presidente y su gobierno
Con tres años de mandato por delante, el presidente enfrenta una crisis de confianza profunda y sostenida. La creciente desconexión con sus bases iniciales, sumada a una percepción de deterioro en todos los frentes seguridad, economía, salud y gobernabilidad plantea un panorama desafiante.
La encuesta también revela que la mayoría de los ciudadanos considera que el sistema de salud está en crisis: un 79% cree que su calidad y cobertura están empeorando. Al calificarlo en una escala del 1 al 5, solo el 7% lo puntuó con la máxima nota.
El reto del presidente ahora es doble: recuperar el terreno perdido en la opinión pública y demostrar que aún puede liderar con eficacia en un país que, según la mayoría de sus ciudadanos, avanza por una ruta equivocada.