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Comunidad de Tumaco ayudó a delfín desorientado

El caso reabre el debate sobre cómo actuar ante fauna marina en riesgo y la importancia de contar con apoyo especializado.

Una escena poco común sorprendió a turistas y habitantes del municipio de Tumaco, en Nariño. Un delfín, visiblemente desorientado, fue visto nadando cerca de la orilla en una de las playas del sector. Su presencia, inusual en ese punto del litoral, generó un revuelo entre los bañistas que no tardaron en acercarse para intentar ayudar al animal.

El momento, que quedó registrado en varios videos difundidos en redes sociales, muestra cómo niños y adultos rodean al cetáceo para empujarlo suavemente hacia aguas más profundas. Las imágenes conmovieron a muchos usuarios en internet, quienes aplaudieron el gesto solidario de la comunidad. Sin embargo, tras la viralización del hecho, varias autoridades ambientales lanzaron una advertencia: este tipo de intervenciones, aunque bien intencionadas, pueden representar un riesgo tanto para el animal como para las personas.

La buena intención no siempre es suficiente

Expertos en biología marina explicaron que los delfines no suelen acercarse a la costa sin una razón de fondo. Cuando lo hacen, generalmente es porque enfrentan situaciones críticas de salud. Algunas de las causas más frecuentes de este tipo de comportamiento incluyen enfermedades neurológicas o respiratorias, que afectan su orientación y capacidad de nado. Otras veces, se trata de infecciones virales o bacterianas que alteran su sistema nervioso y los empujan, literalmente, a buscar la orilla.

Cristian Bermúdez, biólogo de la Dirección General Marítima (Dimar), aclaró que este tipo de animales, al estar enfermos, pueden ser portadores de agentes que también afectan a los humanos, sobre todo si tienen contacto directo con la piel, heridas abiertas o sistemas inmunológicos debilitados. En estos casos, el riesgo no solo recae en la fauna marina, sino también en quienes intentan socorrerla sin la protección adecuada ni los conocimientos técnicos necesarios.

El funcionario reiteró que la manipulación directa de delfines, ballenas u otros animales marinos varados o desorientados, debe ser asumida únicamente por personal capacitado. En Colombia, entidades como la misma Dimar, la Policía Ambiental, la AUNAP y fundaciones especializadas como Omacha cuentan con equipos entrenados para actuar en este tipo de emergencias.

El mar también está enviando señales

Más allá del episodio aislado, el caso ha reactivado las preocupaciones sobre el deterioro ambiental que enfrenta el Pacífico colombiano. La aparición irregular de especies marinas cerca de las playas podría estar relacionada con la contaminación del océano, el aumento de la temperatura del agua, la pesca sin control y el creciente ruido submarino, producto de embarcaciones y exploraciones industriales.

Cada uno de estos factores, agravado por los efectos del cambio climático, altera el comportamiento natural de animales como los delfines, que dependen de su capacidad de orientación para migrar, alimentarse y reproducirse. Cuando estos equilibrios se rompen, los varamientos y desorientaciones se vuelven más frecuentes.

El delfín avistado en Tumaco, según informaron las autoridades, logró ser devuelto al mar por los propios bañistas, pero hasta el momento no hay certeza sobre su estado de salud ni sobre su paradero.

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Organizaciones ambientales insisten en la necesidad de ampliar los sistemas de monitoreo marino, crear rutas claras de atención para casos como este y promover campañas que enseñen cómo proceder si se encuentran animales varados o en riesgo.

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