Colombia da un paso significativo en la protección animal con la entrada en vigor de la Ley Kiara, una normativa que regula guarderías, hoteles, peluquerías, paseadores y otros servicios dedicados al cuidado de animales de compañía. La ley surge tras el caso de Kiara, una perra bernés de la montaña que desapareció mientras estaba bajo custodia de una guardería canina, generando un fuerte clamor ciudadano por mayor control y responsabilidad en estos servicios.
La Ley Kiara contempla exigencias concretas para los establecimientos, entre ellas: capacitación obligatoria en primeros auxilios veterinarios, instalación de cámaras de seguridad, protocolos de seguridad, adecuadas condiciones de higiene, alimentación y protección climática. Además, prohíbe la sedación sin autorización del tutor y establece tiempos máximos de permanencia en peluquerías (no más de un día).
Uno de los puntos clave es la regulación de los paseadores de perros, quienes solo podrán llevar hasta ocho animales al tiempo y deberán seguir rutas adaptadas a las necesidades físicas y emocionales de los animales.
Usuarios deberán recibir información clara sobre los cuidados de sus mascotas
Adicionalmente del bienestar de los animales, la ley pone el foco en los derechos de los tutores: los usuarios deben recibir información clara sobre los cuidados, tiempos y condiciones del servicio. También se establecen sanciones económicas y prohibiciones para ejercer a quienes incumplan la normativa, y se creará un registro nacional de infractores por delitos contra animales.
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Como complemento, la Ley Kiara exige capacitación obligatoria en protección animal para fiscales, jueces, inspectores de policía y personeros, así como la implementación de una ruta de atención nacional para casos de maltrato, incluyendo aquellos ocurridos en el contexto del conflicto armado.
Con esta ley, Colombia refuerza su compromiso con los animales de compañía y responde a una demanda creciente por servicios seguros y responsables. La senadora Andrea Padilla, promotora de la iniciativa, celebró la sanción de la norma como “una conquista por el respeto y la dignidad animal”.